Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
Existe la malsana idea por parte de la Cuarta transfomeichon de balconear vil y gachamente a quienes votaron a favor de la reforma energética peñista y se fueron en contra de la reforma eléctrica de AMLO, llamándoles exageradamente “traidores”. Por eso me gustó la reacción de ChertorinskiKinski, que luego luego saltó a la palestra de manera heroica para defender a sus compañeros de sector y de partido en el PRIANChuEmecé, que con ahínco impidieron que el comunismo (el ChikiliQuadri, que está en contra de algo que no existe, el comunismo, que es como estar en contra del Yeti o del monstruo de Loch Ness) se apoderara de la electricidad en lugar de entregarla a las siempre humanistas, humildes y bondadosas compañías extranjeras del sector energético. La única duda que me asalta sobre Chertorinski es por qué tenía que hablar como Chabelo para emprender su filípica.
Algo muy parecido a Alitititititito Moreno que con intensidad lillytellesca se ha defendido de las acusaciones de enriquecimiento inexplicable, cuando lo único sospechoso del líder priista es su acumulación originaria de bótox, pero nada más. Celebró tanto su pírrica victoria junto con Creel como si hubiera ganado el América (me dicen que todavía sigue dando vueltas en Kimberly Clark) que a Alitio se le olvidó el litio que tristemente los morenistas ya me lo sobreprotegieron. Y pensar que en el 2018 los mismos que hoy lo ven como un estadista (ahí está el Huero Castañeda), lo acusaban de ser AMLITO Moreno cuando a leguas se le veía que era más peñista-salinista que Videgaray y Chayito Robles juntos.
Claro, cabe decir que ya es un poco tarde para tratar de impedir el balconeo, sobre todo porque los del PRIANChuEmecé se encargaron de hacer muy pública y muy notoria sus nada negras intenciones de defender hasta la ignominia el muy noble derecho humano de las grandes compañías a iberdrolizar la patria. Eso sí, fue un poco excesivo que al publicar sus videos, tuits y tiktoks, hicieran la grosera Roqueseñal. Digo, por lo menos Margarita Zavala se hubiera excusado de participar por el conflicto de interés y taparle de paso el ojo al machín de Jelipín.
Ni modo, el sector opositors tiene que reconocer que ellos comenzaron a tachar de traidores a quienes no votarían a su favor. Empezaron con el diputado Aysa y terminaron con la cantante de Kabah a la que quieren mandar a un gulag donde Sandra Cuevas hace sus torturas y arma sus telenovelas, no exageren.