En plena euforia provocada por el triunfo electoral, y frente a un grupo opositor aún desconcertado debido a la apabullante respuesta ciudadana a favor de Andrés Manuel López Obrador, el ahora presidente de México expresó que la oposición a su gobierno estaba “moralmente derrotada” y al parecer no andaba errado, vista la actitud asumida por las dirigencias de los partidos políticos-PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD- tras el trauma electoral que les impedía presentar un bloque opositor monolítico y con propósitos definidos. Sin embargo, ya enrumbados hacia la definición del futuro electoral inmediato (2021), siendo objetos predilectos de un discurso oficial que los minimizaba, encontraron la fórmula para unirse y presentar una oposición efectiva, primero para arrebatarle a Mo0rena la mayoría calificada en el Congreso Federal y una vez conseguido oponer sólida resistencia al prurito reformista del gobierno. Palpable muestra de esa actitud la observamos en su férrea resistencia para mantener unificado al bloque opositor resistiendo la embestida estratégica diseñada para provocar la confusión en sus filas. Así lo evidenció el propósito de introducir la discordia en el frente priista, confiando acaso en un diagnóstico erróneo que consideraba fácil y factible tal empresa. Pero, salvo un diputado que sucumbió y fue cooptado, al menos hasta la tarde de este domingo, ningún otro priista ha cedido a las tentaciones forjadas desde Morena. Por el contrario, el diputado del PVEM, Andrés Pintos, pintó su raya al dejar al “Verde” para incorporarse a Movimiento Ciudadano. Desconocemos aún el epilogo de este interesante episodio político protagonizado por diputados mexicanos, traducido en muy inusual contienda que sienta un inédito precedente en la historia legislativa del México moderno. Pero no solo eso, si la reforma a la Ley en materia de energía eléctrica no prospera, será un significativo avance de la oposición y posiblemente influirá en el futuro político inmediato de este país.