Justo cuando el asesinato de dos jesuitas en la sierra tarahumara enciende las disputas respecto a la forma en cómo enfrenta el gobierno mexicano el problema de la violencia en México, el presidente López Obrador da instrucciones para abrir al público los expedientes relativos al periodo de la llamada “Guerra Sucia”, como se conoce aquel “terrorismo de Estado” de la década de los años setenta implementado para acallar las voces disidentes. Se trata de archivos militares donde se documenta una variedad de casos acontecidos en aquella época, como “un acto de reconciliación nacional que necesitamos”, dice el presidente. y “dar inicio a una etapa nueva que ya, podría yo decir, comenzó desde hace poco más de tres años”. Lógicamente, a partir de ahora empezaremos a conocer mucho de lo que se suponía ocurría con quienes eran introducidos en el afamado Campo Número Uno y otros de semejante jaez. Por otro lado, llama la atención la insistencia presidencial acerca del “momento estelar que vivimos” o del inicio “de una etapa nueva”, porque quizás por estar inmersos en ese contexto no nos percatamos de que realmente estamos entrando a una nueva época en el país. Pero no debiera extrañarnos, porque pudiera ocurrir igual a quienes han participado en los grandes movimientos históricos de las sociedades, como la Revolución Francesa, por ejemplo, cuyos autores buscaron los cambios a la medida de sus intereses y las circunstancias de su tiempo, pero no dimensionaron la trascendencia histórica de su Movimiento. Respecto a nuestro país, si efectivamente MORENA (o López Obrador) está protagonizando un cambio de genuino salto histórico en México, solo se podrá comprobar con la perspectiva de los tiempos, porque por ahora la espesura de los acontecimientos solo nos revela un país políticamente polarizado, con elevados índices de violencia, sumido en severos problemas económicos y desigualdad social etc., y un gobierno que a casi cuatro años de su mandato a seis no parece encontrar la brújula para llevar a buen puerto al país. Esta última pudiera ser una apreciación errónea, pero, se insiste, solo la perspectiva de los tiempos podrá revelarnos el verdadero significado de cuanto ahora ocurre.