“México está atravesando por su quinta ola de COVID-19, lo reconozca o no de manera oficial el Gobierno de México”, señala enfáticamente el doctor Francisco Moreno Sánchez, Jefe de Medicina Interna del hospital ABC de la CDMX. Y más contundentes aún son las cifras de contagio y defunciones: el día 23 del presente se registraron 16 mil 133 contagios y 24 muertes por COVID-19, pero solo un día después, el 24, el registro habla de 17 mil 432 contagios y 42 decesos por coronavirus, es la segunda cifra más alta en lo que va de junio, pues el día 19 se contaron 23 mil 109 casos. Como es posible observar, el record de cifras hace fuerte contraste con lo informado semanalmente por el doctor López Gatell, para quien al parecer son inadvertidos las preocupantes señales de nuestra realidad. Basta con ver las largas filas para hacerse la prueba anticovid-19 para deducir la preocupación social que despierta la presunción de una nueva ola de contagios en nuestro país. Afortunadamente el uso del cubreboca se ha consolidado como prenda cotidiana, al margen de los dichos de López Gatell respecto a la pandemia, privilegiando la prevención al irresponsable descuido. En la CDMX, apenas en abril pasado catalogada con riesgo epidémico cero, la Jefa de gobierno ahora recomienda seguir las medidas sanitarias de rigor para evitar la propagación de contagios. Y en Veracruz, donde al parecer para las autoridades sanitarias el SARS‑Covid-19 ya es cosa del pasado, no se advierten las medidas preventivas de rigor, salvo el anuncio de la vacunación a niños menores de 11 años. Tras la amarga pesadilla provocada por este virus, lo aconsejable es seguir motu proprio las medidas preventivas evitando riesgos innecesarios y de esa manera contribuir a crear las condiciones para que en agosto próximo baje la incidencia, como pronostica el citado doctor Moreno Sánchez.