«La virtud quiere fé, entusiasmo, pasión, arrojo: de ellos vive. Los quiere en la intención y en las obras. No hay virtud cuando los actos desmienten las palabras. Ni cabe nobleza donde la intención se arrastra. Por eso la mediocridad moral es más nociva en los hombres conspicuos y en las clases privilegiadas. El sabio que traiciona su verdad, el filosofo que vive fuera de su moral y el noble que deshonra su cuna, descienden a la mas ignominiosa de las villanías.» (José Ingenieros en el «Hombre Mediocre»)
«Las existencias vegetativas no tienen biografía: en la historia de su sociedad sólo vive el que deja rastros en las cosas o en los espíritus. La vida vale por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. No ha vivido más el que cuenta más años; sino el que ha sentido mejor un ideal; las canas denuncian la vejez, pero no dice cùanta juventud la precediò. La medida social del hombre està en la duraciòn de sus obras: la inmortalidad es el privilegio de quienes las hacen sobrevivientes a los siglos, y por ellas se mide.». (José Ingenieros, «El Hombre Mediocre»)
Ni más ni menos.