La declaración patrimonial de los funcionarios públicos es una jalada que no ha servido para nada. Por aquí entran con una mano atrás y otra adelante como responsables de una dependencia, y por acá salen forrados de millones de pesos y bienes muebles e inmuebles que nunca empatan con el sueldo que devengaron.
Si lo vimos por años con ladrones tricolores, azules y amarillos, lo seguimos viendo con los honestos e impolutos funcionarios de la 4T que a pesar de que visten guayaberas compradas en el tianguis y traen los zapatos gastados de los tacones, de han hecho de millones de pesos y de propiedades que jamás soñaron, por mucho que se empeñen en negarlo.
Para acallar esos señalamientos, el pasado el 12 de agosto y en un evento donde estuvieron la titular de la Contraloría, Mercedes Santoyo Domínguez y la presidenta del IVAI, Naldy Patricia Rodríguez Lagunes, el gobernador Cuitláhuac García anunció que se harían públicas las declaraciones patrimoniales de los servidores públicos.
Y como siempre fue más allá: “Queremos dar garantía de que los recursos públicos nunca más lleguen a los bolsillos de los funcionarios de manera ilegal. Ya no más gobernadores que construyan fortunas con el dinero público”.
¿Qué pensarían doña Mercedes y Naldy al escuchar semejante sandez?
Pero se le reviró el chicote a Cuitláhuac.
Días antes de su perorata, el portal de noticias Infobae México solicitó a la Contraloría conocer la situación patrimonial del mandatario estatal y el 9 de agosto le entregaron la información pero testada, es decir, con datos de su patrimonio censurados, con el argumento de que se trata de información confidencial.
De acuerdo con el mismo Infobae, José David Hernández Ortiz, director general de Responsabilidad Administrativas de la Contraloría, fue quien solicitó la reserva de la información del gobernador porque “representa un riesgo a su vida como servidor público”.
Qué bueno que lo protejan, pero ¿por qué dejar en la indefensión a los demás servidores al hacer públicas sus declaraciones patrimoniales en estos tiempos violentos e inseguros?
Imagina lector que se sepa que Fulanito de tal tiene una pequeña fortuna de 400 millones de pesos, dos mansioncitas, tres ranchitos de 200 hectáreas cada uno, tres Mercedes, dos BMW y una Durango en la que la muchacha va al mercado a comprar todas las cosas del mandado, eso es una invitación al secuestro.
Una cosa es que se les exija la inútil declaración patrimonial y otra bien diferente y peligrosa es balconearlos.
Tras la petición del Infobae y quizá para curarse en salud, Cuitláhuac salió a decir. “No he comprado ranchos, no tengo casas en el extranjero, ni tengo cómo adquirirlos; mi ingreso está plenamente justificado con lo que gasto y con lo que he adquirido. Estoy viendo si me da para un poquito más; empezar ya a construir una casa porque ahorita vivo de prestado, así les digo… yo no uso ni prestanombres, ni amigos ni familiares”.
Esto último que se lo crean en la casa donde vive de prestado.
Mal hará Cuitláhuac si no tiene un patrimonio que lo ayude a sortear lo que se le vendrá después del 2024.
Durante estos cuatro años vaya que se ha hecho de enemigos, algunos pertenecen a los más de 2 mil que envió a prisión acusados de ultrajes a la autoridad, otros son políticos resentidos y empresarios defraudados a los que se las debe y se la van a cobrar.
Cuitláhuac ha creado muchos enconos por sus abusos de autoridad y las demandas penales le lloverán quizá por docenas apenas deje el cargo.
De ahí la necesidad de que se haga de un guardadito porque los abogados defensores cuestan y cuestan caro. Sobre todo, cuando tienen que sacar a su defendido de la cárcel.