domingo, noviembre 17, 2024

Puras dobladas de closet

Política Cero

No se puede vivir en el capitalismo con las reglas de comunismo primitivo. Sobre todo cuando ves a personajes de muy deslucido recuerdo como el Pelón Gomís señalando con preocupante neurosis a Epigmenio Ibarra por una foto en la que se viajando en primera clase (¡¡¡¡Nooooooo , un capitalista de closet!!!!!) pues, además de grima, te genera cierta ternurita porque representa el pensamiento elemental de quienes llevan, al menos, un Alazraki en la cabeza. Un pensamiento igualito al de la reportera de la fuente del restaurante Hunan que acusó con asco que Pablo Gómez pudiera siquiera osar poner una patrulla en ese local donde, con unas políticas más rígidas que las del Sonora Grill, los morenacos no deberían entrar. La izquierda, salvo los Chuchos pipirisnais, deben andar descalzos, comiendo con doña Pelos o vistiéndose en las rebajas de Waldo´s. Y el Presidente, claro, debe comer sin cubiertos y en platos de peltre para no alterar los designios del marxismo-leninismo.

Es tan absurda la lógica reguetonera del Pelón Gomís y su pandilla que, sin broncas, también se les podría acusar de Comunistas de closet. Yo los he visto traicionar a su linaje fifí ejerciendo de chakas, al comer tacos de suaperro en el Chupacabras o en el Borrego viudo, y sin duda, al tratar de darse fallidos baños de pueblo como Ricky Riquín Canallín. Y qué me dicen de intelectuales como José Antonio Crespo usurpando las funciones de Ludovico Peluche o a Raymundo Riva Palacio jugándole al Armando Hoyos de los agoreros del desastre, empíricamente hablando.

No se puede vivir en el capitalismo salvaje con las reglas del comunismo primitivo. Piensen en eso cuando me vean portando un apabullante símbolo de estatus, tripulando un poderoso bólido italiano, gozando de un departamento de interés sensual como el de mi licenciado Peña, o cantando las de Julión Álvarez bajo la regadera como dice el notable estadista Samuel García (¿y qué nos dicen los que se bañan mientras perrean escuchando el rap de Monreal?).

Ahí tienen a Lilly Téllez queriendo quedar bien con el naquerío al imitar a Carmen Salinas en su rol de La Corcholata, poniéndose a hablar tanto de dobladas y prestándose a toda clase de interpretaciones (de pronto pensé que estaba sintonizando Porn Hub), en lugar de ponerse a leer, que mucha falta le hace, Por quién doblan las campanas. A ver, repitan conmigo, “No se puede vivir en el capitalismo salvaje con las reglas del comunismo primitivo”.

Jairo Calixto Albarrán

otros columnistas