Me da mucho gusto ver que, por fin, después de tanto tiempo de vivir en la amargura y la derrota, el sector opositors pueda tener una pequeña alegría. Aunque se trate de un gozo que viene de Italia, donde triunfó en las elecciones con la menor participación de la historia, la candidata del sector más conservador y ultraderechoso: Giorgia Meloni, heredera de las glorias de Mussolini, que ha demostrado a través de sus discursos que lo suyo, lo suyo, lo suyito de ella es rendirle culto a Il Duce y Berlusconi, el Claudio XXX azzurro.
Después de años de convulsiones políticas, de gobiernos dudosos, y del derechairismo salvaje de Berlusconi que dejó todo hecho un cochinero, y luego de una persistente incapacidad para encontrar rumbo y certidumbre, llega a Italia una representante de las profundidades cavernarias, medievalistas y yunquistas. Para que me entiendan, es como Téllez-Rabadán-Gálvez al mismo tiempo. Aunque un poco más lista porque en lugar de radicalizarse al extremo en sus posiciones derechistas patibularias, le puso al lobo piel de oveja para que hasta algunos extraviados analistas políticos ubicaran a su partido, Hermanos de Italia, en la centro-izquierda. Algo como lo que quiso hacer el Dante Delgado con su partido pero bien, pues MC es como el KukluxPAN con dispepsia.
Esto tiene extasiados a los derechairos mexicanos que ya querían salir a celebrar como si hubieran ganado el mundial; y lo hubieran hecho de no haber sido por las marchas de los 43 de Ayotzinapa donde los normalistas exigen que no escapen el Batiburrillo Karam ni Tomás Sembrón ni ningún militar involucrado en la tragedia, a ver si Gertz no se hace como tío Lolo. Claro, también habrían celebrado las muy humanistas contribuciones a la causa derechaira de la señora Peniley Ramírez, la Julian Assange blanquiazul.
Meloni hace ver a los de Vox y a Margarita Zavala como de la Liga comunista 23 de septiembre; por eso el ChikiliQuadri frente a ella experimenta más lascivia que ante la edecán del INE, Calderón se echa más jaiboles y tonayanes que de costumbre, los Paleros de Alazraki se trocaron pudibundos y Markititito y Zambranitititito se pusieron como Alititito en McLaren, mientras la dotora Denise Dresser se bailó unos reguetones lentos de esos que no se bailan hace mucho tiempo.
Si la señora Meloni fuera mexicana estaría en FRENAA y frente al caso Ayotzinapa ya estuviera hablando de una “nueva verdad histórica”. Ya la vi.
Jairo Calixto Albarrán