sábado, noviembre 16, 2024

Que no somos iguales…

Bueno fuera; pero ciertamente que no somos iguales.  Hay grandes diferencias; pero la arrogancia, prima hermana de la estulticia, nos impide reconocerlas.  Y la culpa de ello la tienen las religiones que, con sus “dogmas de fe”, hacen creer como cierto, lo absurdo, lo aberrante, lo que no tiene sentido, lo que no se puede probar…

Pero como va por delante la amenaza de que, si no crees en ello recibirás un castigo terrible; a menos que tus pecados te sean perdonados.  Pues así ni modo.  La gente no se cuestiona nada y son capaces de creer que la fe mueve montañas; cuando eso nadie lo ha visto…

Como tampoco “el poder de la mente” puede quitar un dolor de muelas.  No obstante, hay quienes aseguran que la mente tiene un gran poder.  Y los “consultorios” de los brujos que “operan” en una tercera dimensión, están tan llenos, que hacen fila durante horas para ser recibidos…

Más o menos como lo que sucede en la igle$ia; donde, sin necesidad de “operar” a través de otra dimensión, quitan los pecados de éste mundo de solo tres dimensiones.  Y se los mandan a otras dimensiones ¡claro!

Y los feligreses, con la sola palabra se van, si no curados, ni salvados; sí contentos de haber dado su moche para recibir la bendición.  ¿Puse moches? Perdón.  ¡Sus aportaciones! Aunque luego lo mismo y matan a los novios saliendo ya bendecidos; pero es otro boleto y además no sucede todos los días.  Pero…

Estábamos en que no somos iguales.  El hombre es el único animal que daña a su pareja.  Es más. Un macho nunca agredirá a una hembra.  Y los “humanos” sí.  Los datos oficiales reportan que los asesinatos y las desapariciones de mujeres de todas las edades, sigue aumentando…

Solo enfermos mentales son capaces de cometer las brutalidades a las que lamentablemente ya nos estamos acostumbrando.  No se entiende tanta perversidad, a menos que la razón sea que los humanos somos una especie enferma…

Los últimos estudios revelan que las lagunas y los mares se están secando; y esa agua que se evapora se descarga en otros lados donde los vientos la llevan, ocasionando los daños que ya se están viviendo…

Según estudios satelitales fotográficos, hemos extinguido ya el 68 % de la vida en el Planeta.  Y lo mejor de todo, es que los políticos siguen haciendo planes a largo plazo; a futuro.  Ignorantes del desastre ecológico que se ha ocasionado…

Y así mismo, ignorantes de que nadie se puede amparar ante el desastre, pues aquí todo se regresa.  Lo que se siembra es lo que se cosecha.  Y lo que hemos sembrado, es exactamente lo que se está cosechando…

Nadie quiere vivir la inseguridad y la violencia que se está viviendo.  Y menos heredarla a las nuevas generaciones.  La gente quiere que las cosas cambien; por eso exigen seguridad y un sistema de salud decente, por decir lo menos…

El problema es que pretenden que las cosas sean de otra manera; pero sin ellos ahorcar los hábitos.  Sabiendo que, si se continúa por el mismo camino, será imposible llegar a un destino diferente; y menos si no se quiere cambiar de ruta…

Para que el mundo cambie, se necesita, antes que nada, que el individuo cambie; y si él cambia -y esa es la magia- su mundo cambia.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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