Agencias/Sociedad 3.0
Perú mantuvo cerrados este viernes los aeropuertos de las regiones del Cusco y Arequipa, y sin servicio de trenes a la ciudadela inca Machu Picchu por las protestas contra la presidenta Dina Boluarte que dejan 45 muertos.
Las operaciones de las terminales aéreas se suspendieron el jueves por las violentas protestas de cientos de manifestantes.
Decenas de turistas extranjeros y nacionales esperan con sus maletas en el frontis del aeropuerto del Cusco su reapertura para viajar, según imágenes de televisión.
El servicio de ferrocarriles entre Cusco y la ciudadela inca Machu Picchu, joya del turismo de Perú, sigue suspendió hasta nuevo aviso, informó la compañía operadora.
En Lima, brigadas de bomberos continuaban trabajando en apagar el incendio de un antiguo edificio semideshabitado cerca a la plaza San Martín, donde se agrupaban centenares de manifestantes.
Las protestas del jueves de habitantes de zonas rurales de los Andes en Lima dejaron además 38 heridos entre policías y civiles, según informó el ministerio de Interior.
«Este gobierno no nos representa, es ilegítimo para el pueblo aimara por lo tanto hemos venido aquí para hacer sentir nuestra voz de protesta», dijo a la AFP Ricardo Mamani de 47 años.
«Hemos viajado por 42 horas desde la región de Puno, estamos exigiendo de una buena vez que esta señora dé un paso al costado para que el pueblo está en paz», indico el poblador aimara.
«Invitamos la intervención de los derecho humanos, no sentimos la presencia del derecho internacional. No hay nadie quien nos defienda», manifestó indignado Mamaní que vestía de negro en señal de luto por las víctimas de la región Puno.
Perú vive intensas protestas desde que el 7 de diciembre fue destituido por el Congreso el presidente izquierdista Pedro Castillo. El mandatario fue detenido por querer propiciar un golpe de Estado intentando cerrar el Parlamento, gobernar por decreto y convocar a una Asamblea Constituyente.
La crisis también refleja la inmensa brecha que existe entre la capital y las provincias pobres que respaldan al presidente Castillo, de origen indígena, y que veían en su elección una forma de revancha contra el poder de Lima.