“En política no hay coincidencias”, sugiere iterativamente conocido aforisma a causa de la frecuencia con la cual aparecen simultáneamente acontecimientos cuya apariencia configura una posible concomitancia. Justo ahora tenemos oportunidad de comprobarlo, porque para este día un importante Grupo de mexicanos integrado versátilmente por actores políticos de hoy y de siempre, gente del espectáculo y reconocidos intelectuales ha anunciado la presentación de un “Proyecto de País”, alterno y quizás opuesto a las propuestas de la denominada CuartaT. Ya tendremos oportunidad para conocer a detalle sus planteamientos, aparentemente de manifiesta intención oposicionista expuesto en tiempos muy cercanos al inicio del proceso electoral 2024. Coincidentemente, para este día el partido en el gobierno, MoReNa, programa un evento que se verificará en el Palacio Legislativo de San Lázaro, donde los aspirantes a la candidatura presidencial por este partido tendrán oportunidad de exponer sus respectivas propuestas ante su camada legislativa. Por mera coincidencia, en diferentes medios de comunicación, este domingo se dio a conocer que la Fiscalía General cuenta con dos órdenes de aprehensión contra Genaro García Luna, actualmente ocupado en demostrar su inocencia en el proceso que se le sigue en una corte neoyorkina. Sobre la publicación del manifiesta del Grupo ciudadano tuvimos noticia la tarde del viernes pasado, de tal manera que lo de la presencia de las denominadas “corcholatas” en San Lázaro este lunes más parece una reacción para opacar los efectos del Manifiesto referido que interés por conocer los planteamientos de Sheinbaum, Adán López, Ebrard, Monreal y Noreña, más aún cuando la decisión de la dicha candidatura la definirá la voluntad de quien lidera efectivamente a MoReNa, y por supuesto las circunstancias, conforme se vayan presentando. Porque según se ve, de las cinco precandidaturas, al menos dos, la de Monreal y la de Fernández Noroña, son de comparsas; incluso la de Ebrard es percibida como de imaginaria. Lo cual, obviamente, no significa, ni mucho menos implica que Ebrard y Monreal están participando en un juego de valores entendidos; esto es lo que precisamente le complica el juego sucesorio al presidente López Obrador, quien no solo encuentra serios obstáculos en su confrontación con sus adversarios, sino al interior de sus filias, pues el protagonismo de los aspirantes irá in crescendo con el transcurso de los acontecimientos en un juego de suma cero, es decir en una correlación entre el paulatino decrecimiento de la influencia presidencial y el acrecentamiento de sus opositores- los “conservadores”- y a la vez de Ebrard y de Monreal, quienes, debe suponerse, están conscientes de no ser los preferidos de la voluntad política para ser señalados por el dedo flamígero de la sucesión. Aún falta mucho por ver porque, si cuando apenas inicia la ruta crítica de la sucesión, la precandidatura aparentemente preferida entró en zonas de tormentas que amenazan su naufragio, debe deducirse que habrá más fuertes torbellinos en las cercanías del “destape” finalTal inferencia, pudiera considerarse lógica, porque el método para elegir la candidatura de MoReNa es una variante de la utilizada por los presidentes priistas, solo que en circunstancias diametralmente diferentes, y si a Salinas Camacho le salió respondón, quizás Ebrard o Monreal pudieran aplicar la misma medicina.