Los programas sociales de los tres niveles de gobierno, pero sobre todo los estatales y municipales, deben afinar su diseño para ser efectivos en la lucha contra la pobreza, subraya José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En las entidades federativas y municipios del país todavía hay rezagos en su política de desarrollo social y esto limita el alcance de resultados efectivos. Entre mayo de 2020 y junio de 2021, recuerda, el Coneval realizó evaluaciones a 1,440 intervenciones o programas sociales de los gobiernos estatales y encontró que solo 52% tenía reglas de operación publicadas en sus gacetas oficiales y únicamente 42%% acompañó sus reglamentos con propuestas de indicadores de monitoreo, seguimiento y resultados.
“Me parece que ahí todavía tenemos un área de oportunidad muy fuerte en esos dos niveles de gobierno”, sostiene en entrevista.
Hasta ahora, los programas sociales federales, estatales y municipales no han logrado disminuir los indicadores de pobreza en el país. De 2018 a 2020, en 19 de las 32 entidades federativas aumentó el porcentaje de la población en situación de pobreza, reporta el Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022.
Durante ese periodo, Quintana Roo, Baja California Sur y Tlaxcala fueron los estados con el mayor aumento de población en situación de pobreza, mientras que Nayarit, Colima y Zacatecas lograron reducir en mayor proporción el número de habitantes en pobreza.
Además, en 26 de las 32 entidades federativas incrementó la población en situación de pobreza extrema. En 2020, Chiapas, con 29%; Guerrero, con 25.5%; Oaxaca, con 20.6%; Veracruz, con 13.9%, y Tabasco, con 13.7% fueron los estados con el mayor porcentaje de población en pobreza extrema.
En cuanto a los programas sociales del gobierno federal, el funcionario asegura que, después de evaluarlos en 2019, varias secretarías de Estado encargadas de ellos han aplicado las recomendaciones del organismo para mejorar el funcionamiento de los mismos, pero aún se tienen muchos programas sin mejoras.
“Al momento de que emitimos esas recomendaciones, parte de ellas, no todas, también debo decirlo, parte de ellas se retoman por los responsables de los programas sociales”, explica.
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Y, aunque en 2020 disminuyó el impacto de esas iniciativas en la mejora de los ingresos de las personas más pobres, el doctor Nabor Cruz sostiene que, sin los programas sociales, la pobreza habría aumentado en mayor proporción.
“Este incremento en los niveles de pobreza multidimensional que tuvimos de 2018 a 2020, pues pasamos de un 41.9 a un 43.9% de la población en situación de pobreza multidimensional a nivel nacional, se contextualiza claramente por la pandemia”, refiere.
Al estimar los niveles de pobreza sin efecto de los programas sociales, los resultados arrojan que habrían crecido cuatro puntos porcentuales, o sea, el doble de lo que subieron.
“Estamos hablando de poco más de 7 millones de personas, cuando de 2018 a 2020 fue, en realidad, de 3.8 millones de personas. Entonces, al menos en 2020, lo que sí podemos plantear es que los programas sociales de los tres niveles de gobierno contuvieron la afectación, en términos de pobreza por covid, que no fuera mucho mayor a la esperada”, subraya.
Pero será en agosto de 2023 cuando se confirme si los programas sociales han sido efectivos en un contexto distinto: sin confinamientos por la pandemia de Covid-19, con una recuperación laboral, aunque frenada por la inflación y el alza de precios de algunos alimentos básicos. En ese mes, el Coneval presentará sus estimaciones de pobreza para el año 2022, después de que el Inegi publique la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH).
“Después del fuerte choque que tuvimos, en términos de pobreza multidimensional y pobreza laboral durante 2020, ha habido un proceso de recuperación, pero en términos de pobreza multidimensional, habrá que esperar ahora en agosto para ver el saldo que tenemos”, apunta.
Entre 2018 y 2020, tres de las seis carencias sociales que mide el Coneval se agudizaron a nivel nacional. La proporción de población con rezago educativo pasó de 19% a 19.2%; la carencia por acceso a los servicios de salud subió de 16.2 a 28.2%, y la gente con falta de acceso a la alimentación nutritiva y de calidad pasó de 22.2% a 22.5%.
Las mujeres viven en pobreza en mayor proporción que los hombres. En 2018, 27.1 millones de mujeres se encontraban en esa situación y, para 2020, la cifra ascendió a 29.1 millones. En contraste, 24.7 millones de hombres vivía en situación de pobreza en 2018, y dos años después, 26.6 millones.
La carencia de seguridad social se presenta en mayor medida en la población indígena, con 77.2% sin acceso a ella; tampoco cuenta con este derecho 46% de las personas con discapacidad; 58% de las niñas, niños y adolescentes, ni 71.8% de las personas jóvenes, de 12 a 29 años.
Ante esas cifras, el titular del Coneval asegura que actualmente tienen convenios de colaboración con 20 entidades federativas para apoyarles en el desarrollo o el diseño de las intervenciones o programas sociales, con el fin de que incidan positivamente en el combate a la pobreza.
«Es, justamente, la tarea que en el día a día hacemos desde Coneval, ese acompañamiento técnico que hacemos a estados, sobre todo, y a algunos municipios», destaca.