Posiblemente el miércoles de la presente semana de inicio el análisis y discusión del paquete correspondiente al llamado Plan B, de la Reforma Electoral en el Senado de la República.
Lo que de ser así, por la cantidad de senadores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que son 61, más cualquiera de los partidos con los que está en coalición, que puede ser el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con 6 o el del Trabajo (PT) con 5, logra más del 50 % del total de 128 que integran esta Cámara, cantidad con la que puede aprobar estas reformas.
Situación por donde se quiera analizar nada positiva para el proceso electoral del próximo año 2024 y mucho menos para la democracia en México y el futuro del país.
Pues de tomar como pretexto no solamente los salarios de los consejeros electorales en un principio, sino también el costo total de cada proceso electoral, para cortar el presupuesto al Instituto Nacional Electoral (INE), ahora también le acusan de hacer fraude en los procesos electorales, en los cuales el grupo político que más ha salido beneficiado es Morena, que son quiénes están gobernando y también quiénes hacen las acusaciones, lo que no solamente suena ilógico, sino bastante peligroso, en especial para ellos, porque si acusan que hubo fraude el los procesos electorales en los que ganaron, es porque algo saben. ¿ O no ?
Pero independientemente de lo narrado, lo más preocupante de que se llegue a aprobar el contenido del llamado Plan B, es lo que continuará. Por un lado tenemos las acciones de inconstitucionalidad que se presentaran ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), las que no se sabe cual es el destino y resultado que podrán tener. Porque aunque se supone que la actual Presidencia no es muy afín a la mal llamada cuarta transformación, aún hay en el Pleno de la Corte, integrantes de corte morenista. Situación que es una gran oportunidad para la magistrada presidenta Norma Lucía Piña Hernández (2023-2026), no solamente en el discurso de hacer valer la autonomía del Poder Judicial, sino de demostrarlo en lo hechos, con las decisiones que tomen respecto al apoyo que necesita el INE y la democracia en México. Por otra parte, de llegar a concretarse las reformas que pretende el llamado Plan B, el proceso electoral que se realizara en el 2024 corre el riesgo de no solamente salir mal y con malos resultados, sino lo más grave, que llegue a anularse la elección, por falta de elementos para poder concretarla, que sin mucho analizar a fondo la situación, es el principal objetivo de la cuarta transformación, para así tratar de continuar en Palacio Nacional. Usted qué OPINA, estimado lector. Hasta el viernes.