Por Edgar Hernández*
Veracruz se reafirma en la ingobernabilidad.
Por si no tuviera suficiente con las empresas fantasma y la rampante corrupción familiar, el gobierno de Cuitláhuac García, se reafirma en sus ligas con el crimen organizado.
No se puede pasar por alto lo que acaba de suceder en Río Blanco donde el alcalde Ricardo Pérez García, fue detenido al ser descubierto in fraganti con armas de alto poder, considerables sumas de dinero y droga.
Si ello –aunado a la afirmación de la Secretaría de Seguridad Pública de que el alcalde “es un generador de violencia en Córdoba”- entonces ¿De qué estamos hablando?
“Al alcalde detenido Ricardo Pérez, no lo tenemos catalogado como generador de violencia; no lo tenemos registrado como integrante de grupos delictivos”, defiende un nervioso Cuitláhuac.
“Deberá defenderse ante la justicia y acreditar la posesión de las armas de uso exclusivo del Ejército”, sostiene el gobernante quien también descarta que el imputado “sea identificado como generador de violencia en Córdoba, tal como sostuvo la Secretaría de Seguridad Pública, al mando del capitán Cuauhtémoc Zúñiga”.
¿Es que la detención in fraganti del edil llevando en su auto armas no acredita el objeto de la “posesión”?
¿No es un generador de violencia quien porta armas de uso del ejército, dinero y drogas como señala la misma Secretaría de Seguridad Pública?
La defensa de Cuitláhuac despierta sospechas. Muestra asimismo, un repetido juego de intereses y un descarado afán de encubrimiento.
El de Cuitláhuac es un comportamiento muy parecido al que asumió meses atrás con la alcaldesa de Sayula de Alemán, Lorena Sánchez Vargas, también ligada al crimen organizado.
Son las mismas dudas que despertó cuando jamás acusó recibo con lo sucedido en junio del 2021 en el marco de las elecciones intermedias, donde buena parte de los 212 municipios fueron tomados bajo el control del crimen organizado.
Muchos otros hechos delictivos donde el papel protagónico lo guardan los criminales, tampoco han sido objeto de su atención, explicados o justificados salvo sus por bobos y absurdos argumentos que, insisto, solo mueven a la sospecha.
El ajusticiamiento de alcaldes; los crímenes a periodistas de parte de manos criminales que jamás son investigados, la toma y usufructo de plazas y el estado de violencia criminal en la entidad, son hechos innegables.
No pueden sujetarse a la verdad oficial, como tampoco hacer como que no pasa nada cuando Veracruz ocupa el quinto lugar en criminalidad.
Ya son muchos los pasivos como para creer en los cuentos gubernamentales de que ya bajaron los feminicidios, que el descenso de robos a casa habitación y asaltos, nos colocan como una entidad segura y que nadie “está por encima de la ley”.
Hoy se intenta cubrir al edil de Río Blanco, pero es indiscutible que nadie anda por las calles y carreteras armado hasta los dientes y con elevadas sumas de dinero.
Por cierto, el alcalde detenido Ricardo Pérez García es de Morena.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo