Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
Cuando vi la foto de Denise Twerking posando con un militar pensé que al fin la habían agarrado. Luego ya vi que en realidad estaba posando muy sonriente como si hubiera ganado la guerra. Lo que pasa es que en un afán intelectual y para nada propagandístico, decidió salvar a Ucrania —ya que con México no ha podido por el maldito comunismo de AMLO— y declarar a Zelenski el muchacho chicho de la película gacha. Un riguroso ejercicio periodístico para demostrar que hay militarizaciones buenas, y otras espeluznantes como las de Rusia y la Cuatroté. Todo con unas acreditaciones como de embajadora plenipotenciaria del México nice para lo que pueda ofrecer, llevando bajo el brazo una biblia neoliberal.
No me extrañaría que le hubiera asegurado a los ucranianos que les va a conseguir el apoyo de la Suprema Corte para detener, de una vez y para siempre, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas, y convertir todo eso en tanques, submarinos y helicópteros artillados para combatir al otro dictador macuspánico, Vladímir Putin.
Ya ven cómo es la dotora, que hace ver a Martha Higareda como una mitómana novata, pues mi Denise cree que el 68 es ella, que inventó la Marcha de Zacatecas y el Bolsón de Mapimí, además de haber construido ella solita la barda de la refinería inexistente de Calderón.
De cualquier manera, se me hace mala onda que una gran luchadora por las causas de la democracia como la Dresser, en vez de luchar por los Cárpatos, la doctora debería de estar en las trincheras, la del PRIANCHU en el Edomex y Coahuila, donde hace mucha falta.
Más ahora que ya las nacieras tienen a Alejandra del Moral al fondo de la tabla y que Mejía Berdeja ya se quedó chiflando solo en la loma porque el PT (ese costal de mañas) ya declinó a favor de don Perpetuo. Tanto perreo no fue bueno para su salud.
Claro, igual es más importante que doña Denise se infiltre en el Kremlin para desestabilizar a Putin acusándolo de amlover.
Lástima porque su amigui Del Moral está tan desesperada que, con tal de boicotear su propia campaña electoral, sacó a pasear a Arturo Montiel, uno de los más grandes representantes del grupo Atlacomulco, padrinito de mi licenciado Peña Peña, para demostrar que este nuevo nuevo nuevo PRI es tan parecido al viejo viejo PRI, que no pueden engañarnos.
Mientras tanto, en la Suprema Corte, la ministra Piña alega que no hay que confundir legitimidad con popularidad, confundiendo a la lucha de clases con la lucha libre.