Agencias/Sociedad 3.0
Una mujer australiana de 95 años, identificada como Clare Nowland, murió la semana pasada después de que un oficial de policía en Australia usara una pistola taser para controlarla cuando ella se le acercó mientras sostenía un cuchillo para carne, informaron las autoridades.
La mujer, que sufría de demencia, usaba una andadera y pesaba 43 kilos, cayó y se fracturó el cráneo después de que el agente usara la pistola paralizante. Esto sucedió en el centro de atención donde vivía. La policía confirmó su muerte en un comunicado difundido en redes sociales.
«La señora falleció pacíficamente en el hospital poco después de las 19:00 horas de esta noche, rodeado de familiares y seres queridos que solicitaron privacidad durante este momento triste y difícil”, dijo un vocero de la policía de Nueva Gales del Sur.
La policía llegó al asilo de ancianos Yallambee Lodge -donde vivía Nowland- durante las primeras horas del pasado 17 de mayo, debido a un informe sobre la residente que tenía un cuchillo para carne. Nowland estaba “armada” con un cuchillo para carne de “filo aserrado” que había obtenido en la cocina.
Los intentos de negociar con ella no habían tenido éxito. “Por alguna razón, Clare no soltó el cuchillo”, dijo el oficial Kristian White. La comisionada de policía local, Karen Webb dijo en una conferencia de prensa que el episodio también había sido “traumático” para otros oficiales.
“La comunidad de Nueva Gales del Sur confía en su fuerza policial”, agregó. “Este es un incidente de muchas, muchas llamadas de servicio, de dos millones de llamadas de servicio cada año a las que respondemos, para todo tipo de cosas”.
Kristian White, de 33 años, el oficial que usó el arma, está acusado de agresión común. El agente que tiene 12 años de experiencia como oficial de policía, comparecerá ante el tribunal el 5 de julio. Por el momento ha sido suspendido de su trabajo mientras continúa la investigación.
White no ha sido acusado de asesinato u homicidio involuntario, y las autoridades dijeron que era posible que sus cargos pudieran ajustarse. “Depende de lo que pase”.
El episodio, que fue captado por una cámara corporal, generó polémica, particularmente entre los activistas de derechos humanos y los defensores de los discapacitados, quienes han cuestionado si el oficial respondió adecuadamente a la situación. Las pautas oficiales de la policía de Nueva Gales del Sur dicen que las pistolas paralizantes no deben usarse en personas mayores o discapacitadas «a menos que existan circunstancias excepcionales».
-Con información de Milenio