Raúl Arias Lovillo
De entrada acordemos que el crecimiento económico es fundamental para alcanzar los beneficios del desarrollo para cualquier sociedad, para cualquier país o estado. Como la ignorancia es osada hay quien se ha atrevido a decir que el crecimiento económico no importa, que lo que importa es el desarrollo. Pero sabemos que esto es falso porque no existe una sola experiencia histórica en el mundo donde una sociedad haya alcanzado el desarrollo de sus habitantes sin tener crecimiento económico.
En un reciente artículo mi colega y amigo Rafael Vela Martínez documenta de manera muy clara el errático desempeño económico de la entidad veracruzana. Nuestro estado es el único de la federación que aún no logra recuperar el nivel de crecimiento económico a los ritmos de inicios de la pandemia. Su bajo crecimiento de los últimos tiempos, por debajo del promedio nacional, evidencia nuestro gravísimo problema. ¿Cómo es posible -se pregunta el doctor Vela Martínez- que teniendo una posición geoestratégica envidiable, contando con una tercera parte de las masas de agua dulce del país, siendo el segundo estado con mayor superficie agrícola de México, contando con tres puertos marítimos importantes, además de otras riquezas, Veracruz ni siquiera tiene la capacidad de satisfacer los bienes básicos para la sobrevivencia de su población (el 76% de la población registra algún tipo de inseguridad alimentaria)?
La respuesta a la pregunta de nuestro texto es muy simple, Veracruz no crece porque seguimos construyendo políticas públicas a partir de la improvisación y la inercia, sin considerar las condiciones actuales del crecimiento económico a nivel global. Muy probablemente el resultado sería diferente si las políticas públicas tuvieran como fundamento la información y el conocimiento, si se contará con personal altamente capacitado en la administración pública estatal y no sufriéramos los estragos de la extracción de nuestros presupuestos para los procesos electorales del gobierno actual.
Esta desastrosa situación de Veracruz contrasta radicalmente con lo que significa gobernar en el siglo XXI. Con proyectos muy estudiados, con escrupulosos presupuestos y tiempos de realización muy bien determinados, además de una estricta rendición de cuentas. Sin duda, el próximo gobierno estatal tendrá que transitar a este esquema de modernidad gubernativa.
Actualmente muy lejos está Veracruz de contribuir con 6 o 7% al PIB nacional, como en años anteriores cuando los sectores tradicionales lo podían hacer, hoy la ganadería, la cafeticultura, la caña de azúcar, los cítricos y otros más, han perdido su rentabilidad económica y social. Por eso no podemos seguir con la inercia. Urge contribuir a la modernización productiva de estos sectores tradicionales.
Al mismo tiempo la búsqueda de sectores detonadores del crecimiento económico moderno tendrán que estudiarse y proyectarse cuanto antes. Se requiere generar empleos bien remunerados y con buenas prestaciones sociales en la actual sociedad del conocimiento. Este es el único camino para reducir pobreza y marginación en Veracruz, los actuales programas sociales solo aumentan la pauperización. Así es que sin crecimiento económico no existe el desarrollo.