“Rapsodia para un escándalo.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Ricardo Garibay fue un hombre de amplia cultura, de muchos gustos, y de un bagaje lingüístico exquisito. En esta plena utilización del lenguaje nos encontramos con novelas donde las formas, modos, estilos, regionalismos y modismos del habla saltan a la vista. Este mismo estilo Garibay lo utilizó en el periodismo, en sus pequeños artículos que él llama: “Breverías”, el lector se encontrará con una narrativa clara, a veces refinada, en momentos sencilla, empero, muchas de estas “Breverías” se leen de forma sarcástica, mordaz, irónica…Un ejemplo es el artículo titulado: “Del prestigio de Caín”, aquí el maestro Garibay reflexiona lo siguiente: (lo narraré con mis palabras y el escribidor dialogará con el autor.)
Eva fue la primera que se opuso al establishment al desobedecer una orden que la oprimía… la mordida a la manzana fue todo un escándalo y después le echaron la culpa a Eva y a la serpiente. El atarantado de Adán resultó víctima. Para el escribidor Eva fue la primer gran liberadora, nuestra Prometea. Regresando con lo planteado por Garibay, el autor sostiene que Caín fue la segunda contestación contra el establishment, es decir, se sintió relegado y no lo aceptó. Al no aceptar lo que el Destino le había impuesto, decidió asesinar. Para el escribidor, Caín tiene algo de culpa, pero, como Edipo, mucho de víctima por las imposiciones del caprichoso Destino. El resultado de la rebelión de Eva fue ponernos a trabajar y que la mujer sufra al parir, más, ganamos la libertad de pensar, elegir, decidir… ¡triunfamos! El efecto de la rebelión de Caín si ha sido catastrófico, porque Garibay literalmente manifiesta: “A partir de entonces se hizo costumbre matar a los hermanos y premiar las matazones con publicidad y obsequios de varia valía. De ahí diálogos como los siguientes: -Capitán von Klauss, en pago de vuestros heroicos hechos de guerra la nación os concede esta medalla de oro y una pensión vitalicia. Los 238 enemigos, muertos a vuestras manos, son testimonio vivo del sumo valor y patriotismo que habéis demostrado. –Teniente Perigord, haber dado asilo a los enemigos, haberles curado heridas, haberles libertado, son actos de alta traición que pagareis con cárcel perpetua. –Hay que asesinar, dice Caín a lo largo de los siglos…Mientras Abel duerme el sueño de los símbolos inoperantes.” Aquí perdimos.
Estos hechos del pasado, ubicados entre lo mitológico-histórico-realista, siguen teniendo mucha influencia particularmente en las explicaciones y justificaciones que nos damos en el devenir histórico. Se puede creer o no en la veracidad de los sucesos, mas, no se puede negar que los acontecimientos consecuentes han confirmado la influencia que tienen en la conducta moderna los hechos mitológicos del ayer. Es decir, nos seguimos matando. No obstante, como hasta esta parte del artículo siento que el lector todavía no está convencido, les pondré otro ejemplo de cómo las formas del ayer, siguen siendo las formas del hoy, tal vez, un poco camufladas. Aquí el ejercicio será el siguiente: partiendo de la “Brevería” de Ricardo Garibay: “Antiguos Jefes Bárbaros”, escribiré mi propia “Brevería”: “Modernos Jefes Civilizados.”
En la historia de Garibay, nos encontramos situados allá por el 561-568, en el centro de Europa. Aquí cuatro reyezuelos se reparten sin concordia un amplio territorio. Cada rey se defiende utilizando a su corte, a sus señores. Obvio, estos le cobran al rey muy caro su apoyo. El rey con tal de obtener el poder sobre los otros, reparte a sus señores tierras, cargos, y claro, a quienes no lo apoyan: “Persecuciones, asesinatos, intrigas. Thierry nos pide no censurar aquellos excesos, sino comprender la remota época en que se daban.”
Razón tiene Thierry, esos son sucesos del pasado. Hoy ya vivimos sin reyes, nuestras sociedades son democráticas, el gobernante comprende y respeta la diversidad, la pluralidad, la ley. Jamás trastocaría el equilibrio del poder, sabe que la división de poderes es parte de una sociedad civilizada, y algo más importante, ningún gobernante moderno desea el poder total, el poder absoluto, su única misión es servir al prójimo…En concreto, los gobernantes de hoy son muy civilizados, los bárbaros son cosas del pasado. Si Garibay nos lleva en su breve relato a la Europa bárbara del pasado, el escribidor los guiará por la Latinoamérica moderna, civilizada, de los tiempos presentes.
En Nicaragua todo es democracia, no importa quien sea el presidente, allí lo que importa es la libertad de expresión, el respeto a la Constitución…en Nicaragua cada determinado tiempo hay elecciones y el pueblo libremente elige a un ciudadano ejemplar, honorable, muy civilizado y educado. En Cuba, a partir del triunfo de la revolución socialista en 1959, todos viven felices, todos son iguales, habitan en casas pequeñas, pero hermosas, limpias, el gobierno es tan eficiente que cada mes les otorga a través de las tiendas de rayas su consumo alimenticio, ¡viven tan bien!, que el civilizado gobierno por muchas décadas no les permitía salir de la Isla, ya que eso implicaba dejar de disfrutar su felicidad.
Es difícil no presumir el nombre de Venezuela, Bolivia, en el siglo pasado Chile, Perú, Argentina, entre otros países no menos presumibles, todas estas sociedades son muy civilizadas, sus gobernantes en nada se parecen a esos reyezuelos descritos por Garibay. En el caso mexicano, no podemos dejar de elogiar nuestra: “Grandeza Mexicana”, por supuesto que parafraseando a Bernardo de Balbuena. Aquí todavía no somos tan civilizados como en Nicaragua, como en Cuba, aunque una gran mayoría que es muy ilustrada pide a gritos imitar a esos países civilizados. Recordando que ya no hay reyezuelos, ahora los insignes gobernantes, los cultos y sabios gobernantes los llaman: “corcholatas”, y a diferencia de los reyes, estos se disputan el poder entre ellos, con el único objetivo de civilizar más y más a nuestro país…
Así que el ayer ya no forma parte del hoy. Ayer reinaba la barbarie, hoy la civilidad. Ayer reinaba el autoritarismo, hoy reina el respeto a la ley, al Estado de derecho. Ayer los gobernantes se eternizaban en el poder, hoy en el caso de Nicaragua, Cuba, Venezuela, son ejemplos universales de sociedades altamente democráticas. Ayer se podían escribir artículos de crítica contra las dictaduras, contra la corrupción, contra la centralización de poder, hoy sólo escribimos elogios de nuestra alta civilización. En conclusión, “Los Antiguos Jefes Bárbaros del Ayer”, nada tienen que ver con los respetuosos y tolerantes: “Jefes Civilizados del Hoy.”
“Rapsodia para un escándalo”, Rapsodia para una burla…
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