sábado, mayo 4, 2024

 ¡Al sonido del cencerro!…

“Donde acaba la Ley, empieza la tiranía”.  William Pitt (1759 – 1806)

Cuando ya las Autoridades no respetan ni los amparos, la violencia es el único camino que puede seguir un pueblo.  No hay otra vía para que se respeten los derechos individuales; y en ese caso, los ciudadanos tienen toda la razón de levantarse en armas e iniciar una revuelta para derrocar a los dictadores.  Siempre ha sido así…

Y es, para asombro de muchos, lo que está a punto de suceder en Israel, donde el Primer Ministro Benjamín Netanyahu quiere apoderarse del Poder Judicial para ser él quien nombre a los jueces… 

Cualquier semejanza con lo que sucede en México, no es coincidencia, son cosas de la democracia, el peor sistema de gobierno que puede existir, pues divide hasta a las familias.  Si queremos a México, debemos de luchar por la República que, según Víctor Hugo (1802 – 1885) “es el clímax de la civilización”…

Pero para ello, hay que dejarse de cuentos.  Los Ministros de la SCJN y los Magistrados de los Estados, deben de ser propuestos por las Barras, Colegios de Abogados y Universidades; y electos por quienes tengan cédula profesional de Abogados…

No por los ciudadanos comunes. Bien decía Friedrich Hegel (1770 – 1831) “El pueblo es aquella parte de la sociedad que no sabe lo que quiere”. Que es de lo que pretende aprovecharse el detestable paracaidista de Palacio…

Cuya facie es ya la de una persona desquiciada.  Solo hay que observar sus gestos y actitudes para darse cuenta que el individuo ha perdido los estribos. Lo que quiere decir que no está tan seguro de que su T de 4ª va a continuar. Aunque en el fondo es lo que menos le preocupa…

Lo que lo tiene literalmente trastornado, es que quien lo sustituya lo vaya a meter a la cárcel.  Pues son tantos las arbitrariedades y los delitos que ha cometido -y los que le faltan-.  Que es lo menos que le debe pasar…

Y que muchos sean quienes vayan a verlo tras las rejas, no para visitarlo y ofrecerle su apoyo, pues lo dejarán solo, que es lo que siempre sucede, sino para ofenderlo -las verdades muchas veces ofenden- y decirle en su cara todo lo que millones de mexicanos le tienen guardado…

Desde los padres de los niños con cáncer, pasando por los familiares de los miles y miles de desaparecidos que han vivido un infierno y que esperan que lo mismo le pase a él; a sus familiares y a su cuerda de delincuentes que lo han acompañado celebrando sus fechorías…

Entre ellos, el Gobernador de Veracruz que, siguiendo su nefasto ejemplo, se atreve a regañar a los jueces y decir que no respetará los amparos.  Aunque a fuerza de ser sinceros, la culpa no es solo suya, sino de quienes tienen la Justicia en sus manos, pero que no se atreven a ejercerla…

Dejando claro, que son tal para cual; o, para decirlo más claro, son la misma porquería que, por dignidad, nunca debieron de ocupar los cargos que ostentan.  Cuando el Poder Judicial es la base de todo gobierno, no el presidencialismo…

Que es lo que debe de terminar, si es que se quiere que las cosas cambien.  No es posible que el Ejecutivo vuelva a quedar en unas solas manos.  No es posible que las “elecciones” decidan el futuro de la Patria y nos pongan a un patán en la Presidencia o en los Estados…

El parapeto de la democracia, por no decirle show, es la que nos ha llevado a ser gobernados por auténticos delincuentes, que por todos lados violan impunemente las Leyes sin que nadie les ponga un freno…

No es posible que sigan haciendo proselitismo comprado con el dinero de quién sabe quién; pues los muy desvergonzados dicen que no saben quiénes colocan sus espectaculares y bardas; y sin que se les pida cuentas…

No es posible que se engañen a sí mismos, saludando a una “multitud” que no existe.  Y que, en el mejor de los casos, no solo no los “pelan”, sino que, hasta claramente, y con todas sus altisonantes palabras, les mientan la madre…

Baste recordar que López Obrador ya no viaja en aviones de línea porque nadie quiere sentarse cerca de él; y sus guardaespaldas no pueden hacer nada para evitar que los pasajeros lo manden a “su Rancho”…

Propiedad que quién sabe cuándo la compró y menos cuánto le costó -sería bueno que se indagara- porque el individuo siempre ha sido un parásito que nunca ha trabajado.  Es despreciable: al igual que Cuitláhuac García, quien al sonido del cencerro lo sigue como los ratones de Hamelín

Y que acude a los eventos rodeado de incondicionales para que se sienten a su alrededor; pero que les piden a los organizadores que no lo mencionen para evitar las rechiflas y las consabidas mentadas de madre.

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

otros columnistas