Paradójicamente, quienes militan en el Frente opositor deben sentirse sobre ascuas en contra de Vicente Fox, uno de sus destacados militantes a cuya lengua deberían poner mordaza para evitar daños en su trinchera, porque sus atolondradas expresiones son virulento boomerang y categóricamente despreciables en términos de estrategia político-electoral. Este bocato di Cardinale para Morena sucede precisamente cuando la trilogía opositora acaba de despertar del largo marasmo en el cual los sumergió la tremenda derrota de 2018 y va in crescendo gracias al entusiasmo clase mediero y mediático provocado por la aparición de Xóchitl Gálvez en el escenario del proceso sucesorio de México. La senadora hidalguense figuró destacadamente en el gabinete ampliado del presidente Fox, luego entonces y en automático se le asocia al expresidente, nada criticable ni preocupante si no fuera por la ligereza de Fox al vilipendiar a Claudia Sheinbaum aludiendo a sus raíces étnicas, lo cual resulta totalmente reprochable, inaceptable y muy imprudente en términos de inconveniencia para el Frente opositor. Ya en días previos Fox había desaprovechado la oportunidad de quedarse callado, pero irreflexivamente acometió con su fluida verborrea al asegurar que la pensión para adultos mayores desaparecerá con un nuevo gobierno; por este desliz y por el anterior Xóchitl Gálvez se ve obligada a deslindarse del dicho foxiano, lo mismo ha hecho Santiago Creel; “ya no me ayudes compadre” es la expresión campirana más apropiada para estos casos, porque a la necesidad de esquivar los obuses del bando adversario se agrega ahora la de disociarse de esos disparates foxianos semejante a un Penélope moderno pues echa a perder lo que con mucho esfuerzo Xóchitl va consiguiendo día a día. Ahora sí, sin lugar a dudas, recobra vigencia la entonces furibunda expresión de Andrés Manuel López Obrador contra Fox cuando en 2006 competía por la presidencia: ¡Ya cállate Chahalaca!”