Por el curso evolutivo de nuestra cultura política sería reprochable cualquier intento de discutir el avance de la paridad de género en nuestro país a partir de las reformas al marco normativo para dar fin a la discriminación y resistencia a la participación femenina en materia política. Muestra elocuente del avance es el evidente incremento del número de mujeres ocupadas ya en cargos de elevada responsabilidad política. Es posible ejemplificar cómo se ha incrementado el número de gobernadoras en México por la vía de la elección popular a partir de 2018: Claudia Sheinbaum y Martha Erika Alonso (+), quienes en ese año triunfaron en las elecciones para Jefa de Gobierno de la CDMX y gobernadora de Puebla, respectivamente. Tres años después, en 2021: Maru Campos Galván, en Chihuahua; Lorena Cuéllar, en Tlaxcala, Indira Vizcaíno, Colima, Evelyn Salgado, Guerrero, Marina del Pilar Ávila, Baja California y Layda Sansores en Campeche, y este año en el estado de México fue electa Delfina Gómez Álvarez; es posible aumente el número de féminas empoderadas devenidas de la elección 2024 en algunas de las nueve gubernaturas que estarán en juego. Nueve nuevas gobernadoras de 2018 a la fecha hacen un promedio bastante aceptable si consideramos que Griselda Álvarez, la primera mujer que accedió al rango de gubernatura la alcanzó en 1979, siendo presidente López Portillo.
La enumeración anterior no es por motivos ociosos, pues está en relación directa con el anteproyecto de las Comisiones Unidas de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE por cuya aprobación se obligaría a los partidos políticos a postular cinco candidaturas para el género femenino en el proceso electoral venidero, de esta manera quedarían cuatro destinadas a los hombres, esa propuesta ha provocado la inmediata reacción en contra por parte de los consejeros partidistas porque la catalogan como indebida intromisión del INE en la vida interna de los partidos. En Veracruz este asunto despertó revuelo entre los partidos que integran el Frente Amplio por México, no así en Morena donde ha sido posible advertir cierta inclinación a postular a Rocío Nahle, aunque por supuesto ni Manuel Huerta ni Sergio Gutiérrez podrán estar conformes. Ya se pospuso la votación sobre el tema, pero de aprobarse ese anteproyecto su aplicación en Veracruz encendería luces de alarma en el FAM, porque si bien cuenta entre sus filas a personajes políticos del género femenino con cierta trayectoria ese bagaje no les alcanzaría para participar competitivamente en la elección de 2024, simple y llanamente porque sus nombres no encuentran eco en gran parte de la geografía veracruzana, pues ni por asomo han desplegado protagonismo similar de intensa interlocución con la ciudadanía de esta de José Yunes Zorrilla, Héctor Yunes Landa, Julen Rementería y Miguel Ángel Yunes Márquez. Pero son los ajustes que la realidad impone, solo que acontece justamente cuando los bandos contendientes están en la ruta crítica para decidir sus respectivas candidaturas, bien les viene el refrán: “ya éramos muchos cuando parió la abuela”.