martes, diciembre 24, 2024

La delfinización de Claudia Sheinbaum

Las encuestas demuestran que, si las elecciones fueran hoy, Claudia Sheinbaum sería la próxima presidenta de México. Los comicios verdaderos serán en seis meses. Sin embargo, es el día que no sabemos todavía quién es y qué quiere hacer la candidata de Morena si llega a la silla presidencial. Claudia lleva meses en campaña desde que renunció a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Y, en todo este tiempo, no ha dado una sola entrevista larga, de sustancia, en un medio nacional.

Se entiende. Antes de que se anunciara que ella sería la candidata presidencial morenista, sólo tenía que convencer a un elector: Andrés Manuel López Obrador. Luego entonces, para qué exponerse en una entrevista larga y difícil. Mejor guardar silencio.

El 6 de septiembre pasado, Claudia fue oficialmente ungida por su partido como candidata. Desde entonces, cero entrevistas. Insisto: se entiende. Ella va arriba en las encuestas. Le toca administrar su ventaja. Que se desgasten los que van rezagados.

Sheinbaum está nadando de a muertita. Se presenta en eventos controlados por Morena, habla bien del Presidente, se toma fotos con la mayor cantidad de cuadros morenistas para demostrar que hay unidad en el partido, tuitea generalidades y promociona un documental sobre su vida. No arriesga nada de nada. Cero exposición a los medios. Ninguna entrevista.

Sheinbaum canceló su visita a la Feria Internacional del Libro en Guadalajara que siempre ha sido una aduana dura para los candidatos presidenciales. Ahí es donde Peña Nieto cometió uno de sus peores gazapos. No está ella para exponerse a que le ocurra algo parecido.

Nadar de a muertito hasta el 2 de junio: ésa es la consigna.

Igualito que Delfina Gómez en el Estado de México. Las encuestas demostraban que la morenista tenía una ventaja de dos dígitos frente a su adversaria más cercana. Procedió a esconderse. No dio una sola entrevista seria, larga, de sustancia, en algún medio nacional. Acabó ganando, aunque por una diferencia mucho menor a lo que apuntaban las encuestas.

Claudia está en ese mismo proceso: se está delfinizando.

Desde un punto de vista de estrategia electoral, es racional hacerlo. Resulta benéfico no arriesgarse para no cometer errores. Sin embargo, la ciudadanía se queda sin saber quién es en realidad la candidata que podría ser la próxima presidenta de México. De qué está hecha.

¿Tiene la pasta para, por ejemplo, aguantar una entrevista difícil?

Quiero recordarles a los lectores que uno de los pocos errores que cometió Sheinbaum cuando estaba en la dizque competencia en contra de las otras corcholatas morenistas fue precisamente en una entrevista que le hizo un reportero de un medio local de Tabasco. El periodista la cuestionaba sobre los anuncios espectaculares que había de su persona en ese estado, cuando Claudia visiblemente enojada le reclamó por “tanta violencia en la entrevista”. “Son los temas del día”, reviró el entrevistador, a lo que Sheinbaum dijo: “Estamos acostumbrados a tener una conversación normal, tranquila, entonces, así empezó, entonces, así le seguimos”.

La realidad es que no aguantó cuando le subieron un poquito la lumbre. Se vio nerviosa e intolerante. Y estamos hablando de una entrevista a bote pronto en un medio local.

Lógicamente, Claudia no se expondrá en lo que resta de la campaña. A menos, desde luego, que comiencen a cambiar las preferencias en las encuestas.

Está jugando al famosísimo catenaccio italiano. El “cerrojo” defensivo cuando se va ganando un partido. Este sistema funciona, pero siempre ha sido criticado por la “falta de futbol”, por ser un juego aburrido, más destructivo que constructivo.

Me temo que eso estamos viendo en estas campañas. Catenaccio político. Una total falta de propuestas. Nula sustancia. Puras nimiedades cotidianas. Tonterías que sólo despiertan el interés de los mismos de siempre en las redes sociales. Jaranas infantiles. Cero entusiasmo. Nada de política.

Delfina Gómez le funcionó. Ganó la elección del Estado de México sin que los mexiquenses supieran a quién habían elegido. Lo mismo podría pasar con Claudia. Si por ella fuera, lo mejor sería dormirse y despertar el 2 de junio próximo. No tener que hablar del militarismo de López Obrador o del mejor sistema de salud del mundo o del rezago educativo o de cómo aprovechar el enorme potencial del nearshoring.

¿Para qué exponerse a enojarse de nuevo con un periodista que hace preguntas incómodas?

           X: @leozuckermann

otros columnistas