Fue diputado local, presidente municipal de Medellín, directivo del PAN estatal… pero hace algún tiempo decidió salirse de los cargos para emprender, solo y su alma, la égida por todo Veracruz, que no es decir poco.
Lleva ya dos años recorriendo caminos tortuosos, caminando veredas, cruzando ríos y cumbres y simas para llegar hasta la gente verdadera y escuchar de su viva voz cuáles son las preocupaciones de los veracruzanos pobres, de los olvidados de la fortuna, de los miserables de siempre.
Se ha sentado en miles de cocinas, bajo los dinteles de muchas puertas, en el frescor arbolado de los patios y ha platicado con las señoras sabias, con los campesinos llenos de esfuerzo e incomprensiones, con los habitantes insatisfechos y hasta enojados de los barrios populares.
Nos cuenta a los reporteros del Grupo de los Diez que ha recogido demandas reales, necesidades a la vuelta de la esquina, penurias urgentes. Ha visto el dolor y la tristeza…
Pero también trae en su alforja de bondades la fortaleza y la sabiduría de un pueblo que ha sido explotado desde hace cinco siglos por la ambición occidentalizada; de un pueblo que no se vence ante la adversidad.
Nos cuenta que le da gusto ver y saber que no está perdida la esperanza, que hay una oportunidad o muchas hacia adelante para terminar con la marginación, los desequilibrios, la injusticia.
Y nos dice que la solución no está en los gobiernos actuales, los morenistas, que tan mal están haciendo las cosas. Trabaja por eso para que no siga la Cuarta Transformación, para que las elecciones del año entrante las gane el Frente Amplio por México.
Pero Polo Deschamps no es de andar buscando muletas para caminar ni odres para navegar. Empezó como empresario, luego le entró a la política y ahora es empresario nuevamente, pero nunca dejará de ser político porque en el sector público ha encontrado la oportunidad de servir a los demás, de mejorar la vida de las mujeres y los hombres y sus hijos.
Da gusto escuchar a este joven que no se ha dejado tentar por la ambición, por el poder, por la gloria efímera y falsa del presupuesto desviado, de los dineros malditos.
Por ahora no quiere ser diputado, ni senador ni gobernador. No es su afán ser candidato de nada, y nos confiesa que está visitando los rincones para que los veracruzanos lo terminen de conocer y algún día piensen que él les puede ayudar en algo, que es decir en todo, desde una tribuna, desde un escaño o desde un palacio.
Mientras, los días continúan pasando… y Polo sigue en la brega.