La percepción de inseguridad en gran parte del territorio nacional es muy elevada, no se diga de las zozobras que atenazan a los habitantes de los epicentros delincuenciales como Zacatecas, Michoacán, Guanajuato, Guerrero, Chiapas, etc., peor aun, se cuando escucha decir al presidente: «No les gusta, no me importa el que no les guste cuando digo abrazos, no balazos”, pese a que México, según el Índice de Paz Global 2023, figura en el puesto 136 como país peligroso, pues solo supera en ese parámetro a Libia y Níger y está catalogado como “país menos pacífico”, muy junto a Nicaragua y Haití. Es obvio, las ya casi 180 mil víctimas de la delincuencia necesariamente llaman la atención, aquí, en China y en todos lados. Es como vivir al filo de la navaja, o en el juego de la ruleta, solo que con resultados mortales.
Pero también caminan sobre el filo de la navaja, y no parecen ver la suya desde que en su condición de “servidores públicos” abusaron del ejercicio del poder imprimiéndole un sello patrimonialista, son algunos excolaboradores de Javier Duarte de Ochoa, quien fungió, o más bien fingió ser gobernador de Veracruz de 2010 a 2016. Audirac, Abdalá, Salvador “N”, Gabriel, Tomás, Carlos, Gina, Carolina etc., todos con el mismo apodo de “N” (por sus siglas los conocerás), forman la legión de quienes hacen surcos en los caminos hacia los juzgados para evitar volver al encierro. En esas anda también el exfiscal Jorge “N”, pues en su errante travesía va de un reclusorio a otro, y no por voluntad propia sino por designios de quienes cumplen con un mandato legal o simplemente cobran venganza. Antes de esta referida legión de patrimonialistas del poder otros más surcaron esos caminos y pagaron las consecuencias, y muchos del presente debieron haber abrevado en esas dramáticas biografías para no sufrir los efectos de la fugaz aunque enriquecedora experiencia como funcionario público, aunque ya es demasiado tarde porque su destino inmediato después de “dejar de ser” estará condicionado al resultado electoral de junio próximo. Cëst la Vie.