Insultar es el resultado de la carencia absoluta de argumentos. Ya no hay nada, la ironía es absurda, el sarcasmo deja de tener sentido, las ideas panfletarias no tienen asidero y solo resta insultar al que piensa diferente.
Puedo aceptarlo, es más, conozco muchos que sin argumentos insultan, no tienen otro recurso. Lo que me parece sorprendente es que nuestro presidente sea una máquina de insultos a todos los que no se someten a él. Iniciando su administración insultó a los científicos, en otra ocasión a los ingenieros y constructores, también a los arquitectos nos tocó el insulto y la ofensa presidencial.
En plena pandemia se fue contra los médicos, en otra ocasión el insulto y el agravio fue contra toda la clase media, nos tachó de aspiracionistas, materialistas y poco solidarios con los menos favorecidos. Nos ha insultado de un hilo, nos ha dicho de todo lo que le viene en gana, fifís, conservadores, fachos, blanquitos, neoliberales, corruptos, hipócritas, racistas, clasistas, déspotas, simulados, ladinos y sabiondos.
Es un presidente que nos ha insultado con la mayor creatividad posible, dice que su pecho no es bodega, que no guarda nada, por eso el insulto. Pero no a todos ha insultado, algunos han sido afortunados y merecedores de todo su respeto. En una ocasión nos pidió no decirle “El Chapo” al señor Joaquín Guzmán. Ese cobarde y cruel asesino si merece todo el respeto de nuestro presidente.
Cientos de miles de mexicanos el pasado domingo salimos a defender nuestra democracia e instituciones y para el presidente somos hipócritas falsarios. Es triste, los peores y más crueles asesinos narcotraficantes se les dispensa mejor trato desde Palacio Nacional. Es un presidente que insulta a los buenos y respeta a los delincuentes.
La pregunta que encuentro pertinente es: ¿Por qué nos insulta y a ellos los respeta?
De verdad que quiero creer que no es por cuestiones de financiamiento en campañas.
Lo peor es que su candidata también recurre al insulto. Espero corrija eso.
En otras cosas, el nombre de Morena desde el primer día me pareció de una perversidad inconcebible. El tema desde una perspectiva religiosa encierra una manipulación con una creencia muy importante para millones de mexicanos. Se trata de una imagen que nos ha dado identidad y sentimiento de pertenencia como nación, utilizarla políticamente es perverso sobre todo viniendo de un movimiento evangelista.
Por otro lado, hablar de color de piel desde la irresponsabilidad política, partidista y electorera es de una maldad mayor. México tiene miles de problemas muy serios, uno de ellos es la desigualdad y discriminación por color de piel, de eso no hay duda. Pero tratarlo desde la irresponsabilidad electorera es maldad pura. Es un tema muy serio e importante para dejarlo a políticos ambiciosos que solo buscan votos.
Jorge Flores Martínez
X: @jorgeflores1mx