jueves, mayo 16, 2024

El agua, objeto de un deseo olvidado

Estimado lector, en esta entrega quiero comentarles sobre una plática que surgió entre mi esposa y yo, ya por la tarde, recuerdo que hacía mucho calor, esto nos llevó a platicar por unos momentos sobre el bochorno que sentíamos, por cierto, estos momentos de platica en casa no son nada extraños, algunas ocasiones platicamos sobre diferentes problemáticas, algunas son de reflexión profunda y otras solo para saber que opinamos sobre algo, pero en esta  ocasión, recuerdo que se me acerco y me pregunto, ¡Gonzalo!, tú, que estás trabajando temas de agua y de participación social, ¿Cómo podemos resolver el problema que estamos viviendo en relación con el agua?, o ¿acaso es un problema que no se puede resolver?, de momento la pregunta me tomo por sorpresa, ya que, efectivamente, desde hace un par de años, he estado trabajando académicamente con lo relacionado al agua, principalmente intentando entender los problemas, y en algunos momentos, haciendo reflexión sobre soluciones, pero esa tarde si me hizo reflexionar, me quede callado por unos momentos y me limite a responder casi inmediato, la verdad no lo se.

El dar esta respuesta me dejo pensando, al día siguiente me surgieron más preguntas que respuestas, una de ellas es, ¿Podremos resolver el problema de la falta de agua en nuestros territorios?, para esto, lo primero es entender el problema, saber que el problema es multifactorial y que este problema no es solo de una región, sino de toda una cuenca, pero ¿Qué es una cuenca?, si buscamos en la red, de acuerdo con el fondo para la comunicación y la comunicación ambiental AC, se puede decir que es todo un espacio del territorio que es delimitado por la parte más alta de las montañas, es en este punto, donde nace el agua y se forman escorrentías que dan vida a los arroyos y ríos, los cuales desembocan en un punto común, no siempre, pero normalmente es en el mar.

Imaginemos el Cofre de Perote, una de las montañas más importantes de nuestro estado, en sus faldas, en las zonas de bosque, los árboles atrapan las neblinas para que de una forma extraordinaria sea infiltrada al suelo, lo mismo pasa con las lluvias, logrando que, en las partes bajas, broten pequeños manantiales, los cuales forman arroyos, sus escurrimientos llegan a formar el río Pescados, ese famoso río que atraviesa el pueblo de Jalcomulco. Mientras el agua es usada para regar los campos de cultivos, en la gran mayoría de estos sembradíos, los productores también riegan sus productos con agroquímicos, que son reintegrados al suelo y posteriormente se reintegran al río, no los puedo culpar, ya que son impulsados por la idea de generar utilidades, y con los precios de los productos agropecuarios tan bajos, deben buscar alternativas para acelerar el crecimiento y proteger su inversión de plagas.

Este mismo afluente, que nace en el Cofre de Perote y antes de llegar al mar, sus aguas también son aprovechadas por las personas que vivimos cerca o lejos del río, arroyos y manantiales, reincorporando el agua que usamos, pero de nuestros drenajes. Imaginemos todo lo que llevan, cada uno de nosotros sabemos lo que tiramos por el drenaje, este llega a la parte más baja, repitiéndose el ciclo de tomar agua, contaminarla y regresarla a lo largo de toda la cuenca, ya no pensemos como llega el agua cuando este río Pescados, cambia de nombre al de la Antigua y termina su recorrido en las playas del golfo de México. 

El contaminar el agua, solo es una parte de un problema mayúsculo, imaginen que la industria también usa agua, reintegrando los sobrantes, si es que se reintegra algo, en muchos de los casos el agua que se toma ya no se regresa, para tener una idea de lo que se usa y no se regresa, el siguiente dato puede ser alarmante,  para poder fabricar un litro de refresco se requieren de alrededor de 69 litros de agua limpia, estos datos son sacados de una nota del diario el Financiero en el 2022, actualmente estas cifran no han cambiado, por eso se puede decir que, no falta agua, sobra chatarra. Así como esta industria, muchas otras más usan agua que no se regresa, por ejemplo, para que podamos disfrutar de un kilo de carne de res, se deben usar en el proceso de producción alrededor de 15 mil litros de agua, cada que nos compramos unos pantalones de mezclilla, debemos ser conscientes que se usan alrededor de 10 mil litros de agua. Al uso del agua en los procesos productivos, se le conoce como la huella hídrica.

Si a está huella hídrica le sumamos que en la parte alta de la cuenca se está deforestando para cambiar los usos del suelo, y como bien sabemos, son los árboles quienes fabrican el agua, pero nosotros mismos los estamos eliminando y por lo tanto, estamos disminuyendo la capacidad de los bosques para fabricar agua, al mismo tiempo que consumimos grandes cantidades de agua para fabricar productos y contaminamos la poca que podemos usar para nuestro consumo.

Aunado a esto, la falta de una legislación adecuada, la falta de inversión municipal para el saneamiento de las aguas del drenaje, tanto de ciudades como de comunidades, la extracción que hacen las industrias, la tala de bosques y selvas, el cambio del uso del suelo para la aplicación de concreto, el uso indiscriminado e ineficiente del 70% de agua dulce que es destinada a la producción agropecuaria, las fugas en las ciudades y comunidades suman al problema de falta de agua.   

Desde mi punto de vista, los problemas hídricos son causadas, por una parte, por que solo veamos al agua como un recurso que esta para satisfacer nuestras necesidades y no como un ser vivo, esta forma de pensar ha generado que no valoremos al vital líquido, a nuestra propia especie y hacia las otras especies que habitan el planeta.

Al momento, la pregunta que me hizo mi esposa, me ayudo a reflexionar sobre el agua, pero sigo sin poder siquiera acercarme a responder la pregunta del inicio, en las siguientes líneas, no estoy seguro de que pueda dar respuesta, pero si, posiblemente generar la misma provocación para que todos pensemos en soluciones.

Si ya sabemos que el problema lo generamos los mismos humanos, es mejor que, hagamos referencia a ella como lo que es, algo que está vivo y que nos permite vivir, también debemos evitar que el mercado dicte nuestra forma de vivir, por lo que invito a bajar nuestro consumo de productos y de agua, no solo me refiero a bañarme en 5 minutos, sino a disminuir las compras de productos que sepamos que usan demasiada agua y que no están haciendo nada para recuperarla.

Debemos ser una sociedad informada, saber sobre los números del consumo, quien, si hace esfuerzos importantes o quienes solo hacen una simulación, para esto, los académicos debemos salir de nuestras aulas, dar información clara y oportuna de lo que pasa, debemos escuchar las voces de los locales, saber de dónde proviene el agua que llega a mi casa, en pocas palabras, conocer mi territorio, identificar y dar seguimiento a los organismos operadores del agua local, saber que están proponiendo. Les aseguro que, al momento de leer estas líneas, casi nadie sabe de qué manantiales proviene el agua que está tomando.

Debemos cuidar nuestros bosques, nuestras selvas, apoyar comprando a productores que hacen un verdadero esfuerzo para mantener los bosques o las selvas, y que en muchas ocasiones no tienen otra opción más que regalar un árbol, digo regalar, porque los compran a precios muy bajos, pero por desgracia, nuestros campesinos no tienen otra alternativa, ellos no son los culpables que el sistema no este diseñado para que puedan salir de la pobreza, sino para mantenerlos en ella. Nosotros, los que vivimos en la ciudad, no podemos juzgar al que corta un árbol para poder llevar sustento a su familia.

Cuidemos que estamos vertiendo a nuestros drenajes, busquemos formas de tratar nuestras aguas residuales y exijamos a las autoridades que den un informe sobre las plantas de tratamiento, donde existan claro. Un dato interesante es que de acuerdo con la CONAGUA, Veracruz tiene un registro de 106 plantas de tratamiento, de 212 municipios, estas plantas son solo para las ciudades medianas, ya que, lo costos de mantenimiento, hace casi imposible que pequeñas comunidades tengan su planta, pero debemos buscar otras alternativas de tratamiento, algunas son más económicas que otras, como los humedales artificiales, que pueden servir para pequeñas comunidades o algunos domiciliarios.   

Sin duda informarse es el primer paso que debemos dar, ser una sociedad informada nos dará libertad, con esta, podremos pensar en mejorar las condiciones, y en esta época de campañas, escuchar quien trae soluciones a los problemas del agua y no sueños o promesas vacías que se escuchan bonito en el discurso, pero no tienen ningún fundamento.

Estimados lectores, como pueden leer, aun no tengo la respuesta más adecuada a la pregunta inicial, pero sin duda, todos debemos aportar, no importa si es algo pequeño o grande, hagamos que el agua sea el objeto del deseo, pero no olvidado, seamos actores sociales, no solo espectadores. Nos leemos en la siguiente. 

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