jueves, mayo 2, 2024

Voto libré como instrumento de paz Social   

La principal demanda de la gesta bélica de 1910, fue el Sufragio efectivo no reelección, lema Maderista que quedó plasmada en la Carta Magna de 1917,  no sin antes mencionar que el concepto de no reelección fue violentado por el presidente Álvaro Obregón al pretender reelegirse en la década de los 20, sin concluir un segundo mandato por ser ultimado siendo ya electo, los grupos emanados de la Revolución entendieron que la Reelección no era la forma Democrática de mantenerse en el poder, transitar de un modelo caudillista a uno institucional, con la fundación de un partido de Estado y relevo sexenal, con incipientes reglas Democráticas.

Durante los últimos años, la lucha por las libertades políticas tuvieron que enfrentar a un Estado autoritario o a una dictadura casi perfecta como lo cito, en la década de los 90 el escritor premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa en una visita a México, declaración que causó molestia en la clase gobernante de esos ayeres.

Los movimientos sociales de los Médicos a finales de los 50, el movimiento Ferrocarrilero encabezado por Valentín Campa, y el de los estudiantes del 68 pidiendo apertura política y libertad a presos políticos fue el parteaguas del inicio gradual de ciertas libertades políticas, que arrojaron la primera gran reforma política: el acceso de las minorías a la cámara de Diputados a nivel Federal, por la vía de la representación proporcional, partidos políticos con rango constitucional y a ser reconocidos como entidades de interés público; así nacía en nuestro país con los primeros ladrillos la construcción de nuestro edificio democrático, derecho a las minorías como parte esencial de un régimen democrático a diferencia de un Estado autoritario.

La Reforma política de 1977, instauro un débil sistema de partidos, reconocimiento jurídico y el fin de agrupaciones clandestinas como el partido Comunista cuyo dato histórico data su existencia en México desde el año de 1919.

El derecho al sufragio en el siglo 20 en México solo estaba plasmado en la Constitución, sin legalidad electoral, ni bases que permitieran ejercerlo, el voto femenino tuvo su configuración hasta la década de los 50, bajo el gobierno del Veracruzano Adolfo Ruiz Cortínez, demanda que a diferencia de otros países del mundo democrático, ya estaba legalizado.

El sufragio efectivo, deambulaba cada seis años, gracias a la insurgencia política de 1988, con el triunfo del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, negada por el Estado, mismo mediante un fraude electoral y el empuje de Maquio Clouthier, que dio paso a un órgano electoral IFE, y origen a la primera credencial con fotografía y un padrón con listado nominal confiable,  instrumentos electorales básicos para sustentar un Estado Democrático mediante la participación libre y soberana de los ciudadanos.

En 1994 México entra al mundo Global al firmar el TLC, la economía del país se libera, no así la profunda apertura política que clamaba el país, anclado con un rezago social, que permea hasta nuestras fechas, el Gobierno de esa época se vio opacado con el levantamiento armado del ejercito Zapatista de Liberación Nacional, cuyo espacio de participación solo se centró en el sureste del País en el Estado de Chiapas, generando simpatías de una parte de la oposición, que evito con concentraciones en el zócalo de México una respuesta bélica por parte del Estado Mexicano y la iglesia que jugó un papel importante para evitar la guerra y acordando la paz con los acuerdos de San Andrés Larráinzar, Samuel Ruiz obispo de San Cristóbal de las Casas pieza fundamental de dichos acuerdos.

Un sexenio, cuyo ocaso fue manchado por la violencia política, al ser asesinados el Candidato del partido Gobernante Luis Donaldo Colosio Murrieta y Francisco Ruiz Massieu Diputado Federal electo y secretario general del PRI, la incipiente Democracia en la República se estrenaba con luto y sangré, eclipses que oscurecían las luces débiles de la democracia en el país.

En sentido autocrítico, hay que reconocer, la sensibilidad del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, México por demanda ciudadana y de los partidos de oposición era el momento oportuno de instaurar las bases de la transición democrática del país, esto permitió un pacto político entre las fuerzas democráticas, actores y partidos políticos (PAN, PRI PRD) de dar un salto, y que las elecciones fueran organizadas por ciudadanos desde la casilla, hasta la máxima autoridad y las controversias fueran juzgadas por un tribunal electoral autónomo, acceso a los medios de comunicación de los partidos políticos y campañas electorales de manera equitativa y financiamiento público superior al privado,  para evitar dineros de procedencia ilícita y así garantizar comicios libres y transparentes.

Sufragio efectivo fue lo que emano de la Reforma política de 1996 y que dio origen a cambios locales, al primer congreso de la unión, donde la fuerza del Gobierno en turno perdía su mayoría, la respuesta a un informe presidencial por parte de las fuerzas opositoras y a la primera alternancia, en la presidencia de la República en el año 2000,  con el triunfo democrático de Vicente Fox Quezada, a 70 años de hegemonía de un solo partido, el voto efectivo se hacía realidad y México se estrenaba como una de las democracias vigorosas liberales de América Latina y de la esfera internacional.

México, a raíz de sus subsecuentes reformas políticas, con consenso de todas las fuerzas partidistas y de organizaciones civiles y factores de poder se dieron cambios de Gobierno, desde el primer nivel hasta el Ejecutivo Federal y la integración de sus órganos legislativos local y de la unión, se configuraron candados de Fiscalización en campañas electorales, la no intromisión del Presidente en turno, en los comicios para no vulnerar el desarrollo democrático y ser garante de gobernanza en la integración de los órganos del Estado. La ley Electoral y sus instituciones por encima del poder ejecutivo, de los partidos, haciendo valer el voto legitimo del ciudadano y de su voluntad popular.

El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones del 2018, asume la presidencia de la República por el voto mayoritario de los ciudadanos y en su toma de posesión, protesto por hacer cumplir la Constitución de la República y las leyes secundarias que de ella emanen. En un acto soberano en el que fue su compromiso como jefe de Estado por el mandato de 6 años.

Durante su gestión, ha turnado al Congreso de la Unión iniciativas de ley que vulneran y lastiman la democracia del país, instituciones en materia política electoral que impulso como opositor. Como el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral autónomo del Poder judicial, la representación proporcional en las cámaras como espacio de las minorías propias del mosaico plural y diverso de la ciudadanía del país, órganos autónomos y su embate a la Suprema Corte de Justicia de la Nación del poder judicial. Cuyo fin es regresar a un sistema político, de un partido de Estado, propios de regímenes autoritarios, ya dejados atrás por la legítima evolución democrática ciudadana.

Ante ello, el voto libre se ve amenazado, como instrumento fecundo de la democracia moderna de México, la coacción por medio de los programas sociales, minan la independencia del sufragio, la libre voluntad a depositar en la urna hasta su cómputo está amedrentada, su secrecía universal soberana coartada, con las cadenas del actual régimen.

El voto es libre desde su esencia universal como derecho político y derecho humano,  secreto  porque es la razón de dónde emana,  y efectivo por sus instituciones, desde que el ciudadano acude a la casilla receptora y exhibe su credencial de elector, en la soledad de la mampara decide y ejerce su derecho al ser depositado en la urna y este es contado, sumado y calificado, no existe otra relación tan solemne y pura que de nacimiento a la democracia y está se instituye por voluntad propia ciudadana y soberana para dar cabida  a la fecundación de los órganos del Estado (poder Ejecutivo y poder Legislativo).

Sufragio efectivo sin violentar, voto libre como instrumento de paz Social.

Caminando por la izquierda.

Juan Carlos krausse

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