sábado, septiembre 28, 2024

Desaprender y Reaprender: Un nueva Gestión del Conocimiento

En la actualidad, la forma de gestionar el conocimiento difiere de cómo se hacía hace apenas unas décadas. Ya no se trata simplemente de adquirir un saber y afianzarlo, sino de procesarlo y transformarlo de forma continua. La construcción del conocimiento evoluciona con los avances en los métodos, las herramientas, los códigos de comunicación, los procedimientos y los actores que intervienen en los procesos educativos.

Judith Kalman, en su obra “La Alfabetización”, argumenta que este concepto va más allá de la simple iniciación a las letras. Para ella, la alfabetización implica no solo conocer el sistema de escritura, sino también apropiarse de prácticas comunicativas mediadas por la escritura. Leer y escribir nos conecta al mundo, y a través de estas funciones, nos relacionamos con otros, participamos en el mundo social y construimos significados. Por lo tanto, la alfabetización no se limita a la mera decodificación de letras, sino que también involucra la habilidad de crear nuevas formas de pensar. Incluye habilidades para acceder al conocimiento a través de la tecnología y la capacidad de evaluar contextos complejos.

Herbert Gerjouy, citado por Alvin Toffler en su libro El shock del futuro (1970), propuso que “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. Con la aparición de Internet surgió el interés en desarrollar nuevos alfabetismos en un segmento mucho más amplio de la sociedad. El énfasis ha estado en la interacción con dispositivos tecnológicos, la gestión estratégica de la información, la capacidad de producir conocimientos de forma colaborativa, la participación de espacios colectivos, la administración de la privacidad y la huella digital, entre otras competencias.

Es necesario que aprendamos a gestionar el saber de otra manera: desaprendiendo y reaprendiendo. Desaprender no significa olvidar lo que ya se sabe, sino reformular lo aprendido y conseguir verlo desde otro punto de vista. Al realizar este proceso, se produce el reaprendizaje, es decir, al ajuste de un conocimiento previo a una nueva realidad. Desaprender implica plantearse de forma crítica lo que hemos aprendido, lo cual lleva implícito crecimiento, apertura mental, enriquecimiento o creatividad.

La diversidad tecnológica, la masificación de la información, los procesos colaborativos y los nuevos códigos de comunicación, provocan que el concepto de desaprender y reaprender adquiera una relevancia especial. En esta circunstancia, es esencial desaprender viejas formas de hacer las cosas y reaprender cómo utilizar y gestionar las nuevas tecnologías de manera efectiva y segura. Además, es necesario desaprender maneras tradicionales de procesar la información y reaprender cómo manejar y filtrar la gran cantidad de datos disponibles. Esto también implica desaprender formas de trabajo individualistas y reaprender a colaborar eficazmente, aprovechando la diversidad de habilidades y conocimientos dentro de un equipo. Dado que los códigos de comunicación han cambiado, es necesario desaprender formas antiguas de comunicarse y reaprender a utilizar estos nuevos códigos para transmitir y recibir información de manera efectiva.

El mundo actual es mucho más exigente en términos de procesos mentales. Al desaprender y reaprender se pone en juego la plasticidad cerebral, permitiendo crear nuevas conexiones neuronales y establecer nuevas huellas en nuestro cerebro. Para desaprender y reaprender, es preciso valorar de manera positiva el error, enfocarnos más en el proceso que en el resultado y estar dispuestos a experimentar, es decir poner a prueba lo que uno piensa que sabe. Tener presente que, en la actualidad, la educación no termina cuando obtienes un título universitario, sino que es un proceso continuo a lo largo de la vida. Saber observar, saber informarse, incrementar la capacidad de observación y saber discernir lo que ofrecen las diferentes fuentes de información es fundamental para desaprender y reaprender.

Ya en 1969, Peter F. Drucker en su libro “La era de la discontinuidad”, anticipó una nueva economía mundial y una «sociedad del conocimiento» basadas en la gestión de la información. 

En conclusión, es necesario comprender que nuevas formas de expresión, nuevos lenguajes, nuevas estrategias y nuevos dispositivos impulsarán la evolución de los alfabetismos contemporáneos, cambiando la pirámide de las habilidades. La construcción del conocimiento ya no sólo se concibe como el logro de una habilidad o competencia única, sino como un proceso que se aplica, se practica y se contextualiza. En ese sentido, es necesario también identificar nuevas herramientas cognitivas que brinden nuevas formas de decodificar y comprender la realidad, desarrollando multi-alfabetismos que provoquen miradas críticas y propositivas en un mundo en plena transición.

Ideario en Perspectiva

Este domingo 2 de junio, tenemos una oportunidad única para hacer valer nuestra voz y nuestro derecho, apoyar a nuestra joven democracia, y defender las libertades que hoy disfrutamos, logradas tras mucho esfuerzo y sacrificio.

Para quienes votan por primera vez, es importante reflexionar sobre el significado de su voto. Este acto puede contribuir a elegir un país que respeta las diferencias de opinión, cuenta con instituciones autónomas y sólidas, y donde el gobierno se rige por la ley, permitiendo una convivencia pacífica sin odio.

Votemos con conciencia y libertad, pensando en nuestro México, nuestra casa común.

otros columnistas