jueves, octubre 31, 2024

¿Y la violencia para cuándo, Presidenta?

Serpientes y Escaleras


En una sola semana, la tercera que lleva en el poder Claudia Sheinbaum, la violencia narca, que se extiende por casi todo el país, se manifestó lo mismo en dos asesinatos violentos de alto impacto en pleno centro de la Ciudad de México, en el ataque a las instalaciones de un periódico en Sinaloa, que sigue viviendo una ola de terror por la guerra de cárteles; en el asesinato de un bañista en las playas de Acapulco, donde también incendiaron el mercado municipal y en la narcoejecución de un sacerdote católico en Chiapas, que pugnaba por la paz en el estado sureño que está sumido en la violencia.

Fue como si la semana pasada, mientras ella defiende fanáticamente su reforma judicial al grado de pisotear la Constitución y se pasea muy sonriente y feliz por el Tren Maya, la realidad de violencia que sufren y padecen los mexicanos no cede con el cambio de administración y, por el contrario, arrecian el terror, las masacres y las ejecuciones del crimen organizado, mientras la doctora sigue repitiendo como mantra que «aquí ya no hay guerra como la de Felipe Calderón», cuando no se entera que ciudades y regiones enteras del país están inmersas en las cruentas guerras de los cárteles que se disputan el territorio, ante la complacencia y la inacción del gobierno.

Porque muy poco o nada se ha notado aún de la entrada en acción de la estrategia de seguridad del gobierno de Sheinbaum y su anunciada apuesta por la «inteligencia» como el arma para frenar la violencia narca y pacificar al país. Ni siquiera el aura mediática del secretario Omar García Harfuch ha hecho que disminuyan los asesinatos violentos en el país y no se aprecia avance o cambio de ningún tipo todavía con la cuestionada, negligente y fallida estrategia de los «abrazos, no balazos» del sexenio anterior.

Y el mejor ejemplo de que no se siente aún la novedad o la efectividad de la estrategia de seguridad de la Presidenta y su gabinete es Sinaloa. De poco o nada sirvió que el secretario García Harfuch se haya ido a pasear junto con el titular de la Defensa y de la Marina por las calles de Culiacán —eso sí perfectamente resguardados por un gran operativo militar— porque la situación de terror, balaceras, muertes y anormalidad que sufren los sinaloenses no mejoró ni un ápice, con todo y el envío de más tropas militares al estado y el paseíllo que se organizó el flamante Gabinete de Seguridad.

Pareciera que a los narcos y criminales que tienen asolado el país no les llegó ningún mensaje por parte del nuevo gobierno, de que la situación de impunidad y protección que les otorgó el expresidente, que de tanto defender a los delincuentes los acabó empoderando y los alentó a apropiarse de entidades enteras, vaya a cambiar o que, ahora sí, las fuerzas de seguridad como la Guardia Nacional dejarán de ver hacia otro lado y comenzarán a confrontar y a someter a los violentos cárteles y sus sicarios sanguinarios. Eso todavía no ocurre ni se ve en ninguno de los estados o ciudades más violentas, en donde, si bien es temprano para evaluar resultados, la estrategia de la presidenta Sheinbaum y su mediático Secretario de Seguridad no se ha notado para nada.

De las tres semanas que lleva en el cargo la doctora Sheinbaum en la tres se han registrado cifras de muertes y homicidios dolosos tan grandes que seguimos en los mismos altísimos promedios de hasta 80.8 asesinatos diarios, cifra que no se registraba desde 2022, con picos tan graves como el de 97 muertos justo el día en que tomó posesión la presidenta, el pasado 1 de octubre. Ciudades como Acapulco, Culiacán, Chilpancingo, Colima, Fresnillo, Monterrey y regiones enteras en Chiapas, Zacatecas, Tamaulipas y Jalisco siguen registrando homicidios dolosos muy por encima de la tasa internacional. Se diría que si hubo algún cambio en la situación de inseguridad y violencia desde que arrancó el actual gobierno, este ha sido para empeorar.

Así que, mientras las prioridades para la Presidenta y su partido sigue siendo la destrucción del Poder Judicial de la Federación y la creación de nuevas instituciones con juzgadores electos por voto popular, algo que por cierto sigue abonando a la incertidumbre para las inversiones extranjeras, además de la creación de nuevos programas sociales de ayudas económicas y las supuestas inauguraciones de proyectos de trenes en la República, la inseguridad y la violencia de los narcos sigue campeando por buena parte del país, sin que la doctora y su equipo reconozcan la gravedad de la situación ni manden un mensaje contundente de fuerza a los criminales que siguen aterrorizando, matando, extorsionando o desapareciendo a los mexicanos.

Por eso, sin ánimo de quitarle esa sonrisa que ahora distingue a la muy bien vestida y afable Presidenta, muchos mexicanos que siguen viviendo bajo el imperio del terror del narco se preguntan con urgencia y desesperación, ¿cómo para cuándo empezaremos a ver los anunciados «golpes de inteligencia» o de algún otro tipo a los violentos criminales? ¿Cuándo terminarán los abrazos y comenzará el peso de la ley para los que aterrorizan y matan a los mexicanos?… Se lanzan los dados. Acecha la Serpiente en el inicio de semana.

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