martes, diciembre 24, 2024

Feliz Navidad

Lo último

Sin duda alguna lo idóneo sería que el hombre utilizara un mayor tiempo para reflexionar acerca del porqué de su existencia y de su lugar en el contexto social que lo cobija, sin embargo, le espesura de los acontecimientos cotidianos y la lucha por el sustento familiar lo impiden. Pero cuando se acerca la hora de cerrar un circulo más de nuestra existencia y la efervescencia colectiva provocada entre quienes profesan la fe en Cristo, fácilmente transmitida en quienes no comulgan con esa creencia, invita a la renovación de propósitos y a procurar ser mejores en la cotidiana relación con el otro. Por esa motivación aquí insertamos algunos frutos del pensamiento de quienes dejaron testimonio de su paso por esta dimensión, no sin antes desear lo mejor en salud y bienestar a quienes nos acompañan en el viaje por la vida-

Decía el gran Voltaire: “La única aristocracia que reconozco es la del pensamiento”.

Dice el Eclesiastés: “He visto príncipes caminando y siervos a caballo”

En El Jefe de Posta A.S. Pushkin refecciona: “Qué sería de nosotros si en vez de regla, cómoda para todos, de “respetar las jerarquías”, se implantara otra, por ejemplo, la de “respetar al talento” ¡Qué de disputas surgirían entonces! Y los criados ¿a quién servirían primero?

Dice José Ingenieros en su obra “El hombre mediocre”: «…Vivir es aprender para ignorar menos; es amar, para vincularnos a una mayor parte de la humanidad; es admirar, para compartir las excelencias de la naturaleza y de los hombres, es un esfuerzo por mejorarse, un incesante afán de hacia ideales definidos…Muchos nacen: pocos viven…»

«Las existencias vegetativas no tienen biografía: en la historia de su sociedad sólo vive el que deja rastros en las cosas o en los espíritus. La vida vale por el uso que de ella hacemos, por las obras que realizamos. No ha vive el que cuenta más años; sino el que ha sentido mejor un ideal; las canas denuncian la vejez, pero no dice cuánta juventud la precedió. La medida social del hombre está en la duración de sus obras: la inmortalidad es el privilegio de quienes las hacen sobrevivientes a los siglos, y por ellas se mide.»

Dice Shakespeare en Macbeth: «Los proyectos fugitivos nunca se efectúan, a menos que los acompañe la acción. Desde este momento las primicias de mi corazón serán las primicias de mi mano.» «Para engañar al mundo, pareced como el mundo. Llevad la bienvenida en los ojos, en la lengua, en las manos, y presentaos como una flor de inocencia; pero sed la serpiente que se esconde bajo la flor…».

Sobre que nada de nuevo hay bajo el sol lo aprendemos en la Doctrina Brahmánica condensada en el Upanishads: «Cuenta la leyenda que Rama, queriendo salvar a su pueblo de los azotes de la guerra y epidemias, tuvo un sueño en el que se le apareció un hombre alto vestido de blanco, pulsando una vara con una serpiente enroscada, con la que señaló una rama de muérdago, dándole instrucciones de su preparación  para remediar las enfermedades. Esto hizo famoso a Rama, a tal grado que lo llegaron a considerar un semidiós. El muérdago fue una planta sagrada. A su memoria se consagró la fiesta de navidad al comienzo del año, llamándola de la noche- madre del nuevo sol. Feliz Navidad

Relacionados

Columnistas