Agencias/Sociedad 3.0
En una final vibrante y trabada en el estadio de San Mamés, el Tottenham Hotspur se coronó campeón de la UEFA Europa League tras vencer por la mínima al Manchester United, en un duelo entre dos históricos del fútbol inglés que buscaban redención tras una irregular temporada en la Premier League.
El único gol del encuentro llegó en los minutos finales del primer tiempo, cuando Brennan Johnson, en una acción confusa dentro del área, terminó enviando el balón a las redes con un toque que se desvió en Luke Shaw, quien inicialmente fue señalado como autor de un autogol. El tanto nació de un centro del senegalés Pape Matar Sarr, tras una jugada por la izquierda que descolocó a la defensa de los ‘Diablos Rojos’.
Con este resultado, el conjunto londinense levantó su cuarto título internacional y el primero en 41 años, desde que ganaran la Copa de la UEFA en 1984, antecedente directo de la actual Europa League.
Una final intensa y sin tregua
El partido comenzó con el Tottenham más incisivo, generando las primeras ocasiones claras, incluyendo una peligrosa incursión de Johnson y varios remates a balón parado que inquietaron a André Onana. Sin embargo, el Manchester United respondió pronto con llegadas de Dorgu y Diallo, aunque sin precisión en el último toque.
Ya con el marcador en contra, el United se volcó al ataque en la segunda mitad, encontrando espacios y generando ocasiones por las bandas. Rasmus Hojlund estuvo cerca del empate en el minuto 68 con un remate que fue despejado de manera milagrosa en la línea por el defensor neerlandés Micky Van de Ven, en una de las jugadas más espectaculares del encuentro.
Pese al empuje de los dirigidos por Rúben Amorim, que lanzaron al campo a Garnacho y Bruno Fernandes en busca de ideas frescas, el arquero Guglielmo Vicario respondió con solvencia, especialmente en los minutos finales, donde atajó un cabezazo peligroso de Shaw que pudo forzar el alargue.
Decisiones tácticas y tensión hasta el final
El técnico del Tottenham, Ange Postecoglou, sorprendió al mantener en el once titular a Richarlison y dejar en el banquillo al capitán Son Heung-min, quien regresaba de una lesión. La apuesta funcionó, pues el brasileño generó peligro constante en el área rival y colaboró en la presión alta durante el primer tiempo.
Por su parte, Amorim optó por los revulsivos Mount y Diallo, claves en la semifinal, pero no encontró soluciones suficientes ante una zaga londinense que, aunque por momentos frágil, supo resistir el asedio.
Una victoria para la historia
Con este triunfo, el Tottenham pone fin a una sequía internacional que duró más de cuatro décadas y se reivindica en el panorama europeo. La victoria no solo representa un título, sino un impulso anímico para un club que busca regresar a los primeros planos tanto en Inglaterra como en el continente.
Mientras tanto, el Manchester United deberá conformarse con una nueva decepción en su intento por reconquistar Europa, tras una campaña marcada por la irregularidad y el bajo rendimiento en momentos clave.
La redención fue blanca en Bilbao. El Tottenham vuelve a escribir su nombre en la historia.