Cuando se dice que “la política es la ciencia de lo posible” no se formula una frase sin sentido, pues expresa nítidamente la acción de las circunstancias en los menesteres de la cosa pública. A ellas de sebe la ascensión de Hipólito Rodríguez a la alcaldía Xalapeña, porque MORENA lo postuló en base a la tesis del cambio suponiendo que un catedrático representaría el ideal xalapeño de una democracia ateniense. Pero la experiencia de estos cuatro años arroja resultados diferentes a los esperados, en primer término, porque acaso el propio Hipólito creía en esa hipótesis, al grado de hacer labor de cazatalentos fuera de Xalapa para encontrar perfiles idóneos a su concepción sobre gestoría administrativa porque en Xalapa no los encontraba, y en la tentativa al parecer tampoco hubo auto encuentro. La evaluación de su trabajo no lo favorece, para acabarla, ya en el ocaso de su gestión pública se le ocurrió trazar una ciclovía de inexplicable costo millonario, y de dudosa utilidad porque su supervivencia se antoja muy perecedera. Tan grande fue la expectativa como efímera su caducidad.