Para explicarnos la enorme valía del Instituto Nacional Electoral (2014), antes IFE (1990-2014), la elección municipal de 1988 en Veracruz sirve para revelar las trampas electorales propias en un sistema político con matices elevadamente autoritarios, con vestidos de usanza democrática. El 2 de octubre de aquel año fue la jornada electoral, aun humeaban las protestas del Frente Democrático Nacional y del PAN que alegaban ser víctimas de un fraude por la ya afamada “caída del sistema” durante el conteo de votos de la elección presidencial del pasado Julio. Gobernaba Fernando Gutiérrez Barrios, al Partido Revolucionario Institucional lo dirigía Jorge Uscanga Escobar, Dante Delgado era el Secretario de gobierno, el operador de esta elección. Veracruz era considerado como la “reserva electoral” del PRI, aunque a Salinas le habían ofrecido 2 millones de votos y sólo le pudieron juntar 900 mil en el “Bastión del Salinismo”. En ese proceso electoral municipal se llegó al extremo de cambiar a 3 candidatos a alcaldes; 38 a síndicos y 74 a regidores, a pesar de que ya habían hecho campaña de proselitismo. Planillas como las de Misantla, Rodríguez Clara, Santiago Tuxtla, Altotonga, Río Blanco, Soledad de Doblado, entre otras, sufrieron cambios en su configuración. De la planilla de Xalapa una semana antes de la elección aún no se conocía en definitiva el nombre del suplente a la alcaldía, quien figuraba con ese carácter y ya andaba en campaña era Ernesto Pérez Villarreal, pero apenas el miércoles anterior al domingo de la votación se supo que el arquitecto Carlos Lascurain Rangel sería registrado como suplente. Así era una elección sin IFE, he allí la gran valía del INE o de un OPLE. (Este episodio esta relatado en El Fin de una Era (Colegio de Veracruz), cuyo autor es quien esto suscribe)