Del porqué la fracción opositora a MORENA en la entidad veracruzana debe focalizar cuánto antes a quien habrá de abanderar sus afanes por el poder lo más inmediato posible lo dictan las circunstancias a su interior y de su entorno. Ayer abrazamos la idea de visualizar al diputado federal José Yunes Zorrilla como un prospecto adhoc para esa encomienda, en base a su origen electoral de naturaleza aliancista pues fue postulado por la alianza PRI-PAN y PRD. Obviamente, en el PAN también hace aire y militan actores políticos con el prurito sucesorio muy encendido, destacan el senador Julen Rementería y Miguel Ángel Yunes Marques, sin duda ambos con méritos para aspirar, pero en el entorno partidista en el que operan confluyen factores que no convergen con ese sentir. El PAN es un partido de Cuadros, dos de los cuales actualmente están confrontados en Veracruz, ignoramos la profundidad de esas divergencias y si será impedimento para acordar una candidatura conciliatoria de tal manera de caminar unificados hacia la contienda electoral. Esa pugna se refleja en la disputa por la dirigencia estatal, aún no definida precisamente por esa disputa interna; pero el resultado final dejará cicatrices que pudieran influir en la decisión de las candidaturas panistas, un proceso en el cual el tiempo empieza a ser factor. Miguel Ángel Yunes Marques representa a una de esas fracciones antagonistas, cuenta en su haber que, siendo candidato al gobierno en 2018 por la Coalición Por Veracruz al Frente, obtuvo una votación bastante aceptable, superior a la que llevó a su padre, Miguel Ángel Yunes Linares al gobierno en 2016, tal caudal de sufragios hubiera bastado para ser declarado candidato ganador, de no haberse suscitado el sunami electoral provocado por la peje manía, reflejada en Veracruz a favor de Cuitláhuac García. Por su parte, Julen Rementería es senador por la vía de la primera mayoría apoyado en ese impulso por el gobernador Yunes Linares, según acuerdos entrambos, ha escalado en la nomenklatura política nacional de su partido y coordina su bancada senatorial. El pero, que no es menor, reside en la controversia partidista interna que ahora enfrenta a estos actores políticos en el proceso por el control del PAN en la entidad, mediando diferendo por la candidatura a la presidencia municipal de Veracruz Puerto que el senador buscaba para su hijo. En esto último gravita la dificultad panista en el estado para acordar una candidatura de unidad al gobierno estatal en 2024, pensar en otra opción a su interior equivaldría a buscar balas de salva. De allí la necesidad de mantener la opción de un candidato de unidad, ajeno a esa pugna. Aún faltan dos años para el inicio del proceso electoral 2024, dirán algunos, ese tiempo medido en años luz es partícula infinitamente insignificante, pero en términos de política electoral ya está en la vecindad más próxima.