En el búnker de Claudio XXX González en la Estrella de la Muerte de Kimberly Clark hicieron muy bien en construir una estrategia donde 15 millones de votantes a favor de López Obrador en la Consulta por la Revocación, no son nada, que febril la mirada, que representan un bajón importantísimo al compararlo con los 30 millones del 2018 y que para el 2024 tendrá más apoyo Luis de Llano que AMLO y la Cuatroté. Después de repetirlo chorromil veces a través de sus voceros y sus bots, a estas alturas del partido ya hasta se lo deben creer.
Una gran idea porque les levanta el ánimo como cuando en las elecciones intermedias se autodenominaron ganadores a pesar de haber perdido prácticamente todas las gubernaturas, hasta que cayeron en cuenta de que en realidad estaban viviendo un sueño guajiro y que se habían quedado chiflando en la loma como Chiflano Aureoles, ahora acusado de desviar el presupuesto para las campañas electorales y pagar los sueldos de Loret (me dicen que tiene tantas propiedades que agarró torcido al señor Barriga y ya es el dueño de La vecindad del Chavo, incluyendo su barril) y de Brozo, el Trujillo tenebroso en Latinus-Ladillus.
Me gusta que la banda opositora haya utilizado todos sus recursos para construir esta narrativa que los va a mantener tranquilos un par de días, hasta que el PRIANChuchismo, el KukluxPAN y lo muy chiquititititititititito que le queda al PeRDeré, comenzarán a hacer cuentas que los van a llevar al diván del pediatra: ni Anaya ni el dotor Mit acumularon ese número de votos cuando aspiraron a ser presidentes de un país como el nuestro que no hay dos en la vida, y al que desconocían profundamente. Y eso que se tuvo al aparato del INE totalmente en contra, armando todo mal y de malas el proceso, entonces lo que se viene para la derechairiza en éxtasis es como de película de Derbez y Omar Chaparro, es decir del nabo.
Algo que solo se puede comparar con ese lobysta italiano, Paolo Salerno representante del Iberdrola azurri, que se metió con un sospechoso maletín a la Cámara de diputados (en un principio pensé que era cobrador de Coppel) para asegurarse de que el voto de la oposición sería en contra de la Reforma eléctrica, no fueran a perder su inversión; o sea hasta los de Odebrecht eran más discretos.
Digo, está muy bien eso de que mi Claudio trate de autoterapearse para creer que este será su último fracaso, pero ya quisiera esos 15 millones de votos para así más fuerte poder votar.
Jairo Calixto Albarrán