Como caso de telenovela, el viernes pasado asistimos al relevo en la agenda ciudadana de expedientes y personajes de la clase política involucrados en temas legales, porque casi al unísono que Rosario Robles Berlanga salía del reclusorio, hacía su entrada el ex Procurador General José Murillo Karam. Ella está acusada por no haber reportado a su superior jerárquico el desvío de miles de millones de pesos del erario hacia cuentas desconocidas. Por tal motivo a la señora Robles se le mantuvo privada de su libertad durante tres años en un proceso que según los cánones jurídicos pudo haber seguido en libertad condicionada, pero que de manera muy forzada el juez de la causa la condenó a prisión preventiva justificada, A Murillo Karam, la Fiscalía lo acusa de los delitos de desaparición forzada, tortura y obstrucción de la justicia, que no son poca cosa. Por cierto, en la presentación del caso contra Murillo Karam los fiscales a cuyo encargo estuvo esa responsabilidad fueron recriminados por el juez de la causa por su evidente desconocimiento de los expedientes, semejante a lo que en su momento sucedió con el caso de Rosario Robles. Hasta el miércoles 24 conoceremos el curso de la acusación contra el ex procurador, pues este solicitó prórroga para presentar sus pruebas de descargo, pero sin duda seremos testigos de otro proceso en el cual se confunde el interés político con la genuina búsqueda de justicia en estricto apego a la ley. Pero es de presumir remota la posibilidad de que Murillo Karam salga inmediatamente en libertad. En contraste, sigue pendiente de resolverse en tribunales el escandaloso asunto de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), para ventilar los desvíos por casi diez mil millones de pesos, lo que ocasionó que su Director, Ignacio Ovalle, fuera removido, pero enviado al Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), de la Secretaría de Gobernación. En la primera semana del mes en curso, el presidente anunció que en pocos días se informaría de este asunto; no obstante, se ha diferido. Ojalá en el caso de Ayotzinapa se esclarezca a profundidad porque la “Verdad Histórica” es falsa y se conozcan las motivaciones que le dieron origen, y no estemos ante la confirmación histórica de la sentencia juarista: “a los amigos, justicia y gracia; a los enemigos la ley a secas”.