Política Cero
Jairo Calixto Albarrán
No saben ustedes qué gran alegría me generó esa bonita imagen de dos mujeres, un camino, Lilly Téllez y Margarita Zavala, representantes de la serenidad, la profundidad, la inclusión y la tolerancia que les son tan naturales al KuKluxPAN. Sobre todo porque ambas dos manifiestan que estaban ahí para forjar un México sin Morena bajo una premisa siempre presente: “Dígale no a los changoleones”. Serenas pero antimorenas, como debe de ser, desde la perspectiva siempre humanista de Alazraki y los paleros de Alazraki que son una fuente inagotable de lucidez y buen gusto. A ver si las dos arman cuando menos un prestigio ahora que están en una lista como de 85 precandidatos a la candidatura designada por algo llamado Markitititito Cortés.
Algo que solo se puede comparar con doña Chayo Robles reapareciendo en una foto donde se le ve, casi tan rozagante, nívea y rejuvenecida como la maestra Gordillo cuando salió del tambo. Hubo gente malvada que quiso señalar que la reina de las estafas maestras se había sometido a todos los filtros del Photoshop, pero en realidad le estaba rindiendo un homenaje a la nívea sonrisa, para nada artificial, de la Gaviota.
Bueno, no tan blancos como los incisivos que adornan la sonrisa nada estudiada de Monreal en su monrealismo fársico. Ahí lo tuvimos en la Cámara demostrando que su morenismo anteayer se le perdió, al presentar un libro profundamente antilopezobradorista y anticuantroté, y tan fanático que supera los delirios de Claudio XXX y del ChikiliQuadri. Y mientras hablaba maravillas del volumen que enaltece a la ciencia política sin ciencia y sin política, el todavía líder de los senadores de Morena (aunque estorbe, obstaculice y le meta la pata a todo lo que huela a Morena) conseguía lo imposible: que la Rabadán renunciara a su eterno enojo y rabiar, para sonreír ante los comentarios de este macho alfa. Luego Monreal pasó a defender a Murillo Karam y casi casi exigiendo que los padres de los 43 de Ayotzinapa le fueran a pedir perdón, a él y a Tomás Zerón, al que solo le faltó sembrar en el basurero de Cocula la pata de Santa Anna, la mano de Obregón y la osamenta de Muñoz Rocha.
En esa reunión todos hicieron ¡Plop! como Condorito, cuando López-Dóriga dijo algo que no hace falta ser un genio para imaginarlo: que por culpa de la oposición va a ganar Morena. Los mariachis, al igual que la Rabadán y Monreal, callaron. Pensé que lo iban a linchar por traidor.