Agencias/Sociedad 3.0
Aunque parece sacado de la ciencia ficción, la realidad es que existen 200 cuerpos congelados esperando para revivir cuando la ciencia haya avanzado tanto que exista la cura para enfermedades como el cáncer.
Los cuerpos de estas personas, se encuentran debajo del desierto de Scottsdale, Arizona, EU, y pagaron unos 200.000 dólares para ser congelados criogénicamente.
Los responsables de este proyecto que podría parecer macabro son los investigadores de la Fundación Alcor Life Extensions, quienes desarrollaron una especie de tanque lleno de nitrógeno líquido capaz de mantener a los cuerpos y las cabezas de los pacientes congelados.
Muchos de los «pacientes», como los llama Alcor, eran enfermos terminales de cáncer, ELA u otras enfermedades que no tienen cura en la actualidad, por lo que este revolucionario método significó la última esperanza tanto para los pacientes como para sus familias, de sobrevivir a una enfermedad así.
¿Cómo funciona el proceso de criogenización?
Este proceso se lleva a cabo una vez que el cuerpo es clínicamente muerto. Es entonces cuando la sangre y otros fluidos se eliminan del cuerpo del paciente y se reemplazan con productos químicos diseñados para evitar la formación de cristales de hielo dañinos.
Una vez que los pacientes de Alcor están vitrificados a temperaturas extremadamente frías y constantes de -196 °C,se colocan en los tanques en las instalaciones de Arizona, para que esperen ahí durante el tiempo que sea necesario para que la tecnología avance y pueda curarlos. Todo con el objetivo de su reactivación y reinserción en la sociedad.
El primer voluntario fue James Bedford, un veterano de la Primera Guerra Mundial.
Tenía 73 años y un cáncer de riñón que se había extendido a los pulmones y a otras partes del cuerpo. Murió el 12 de febrero de 1967 y se convirtió en el primer ser humano en ser criogenizado y de manera gratis. La Sociedad para la Extensión de la Vida decidió que iba a costear los gastos de la primera persona que quisiera dar ese paso.
Actualmente, la fundación cuenta con 1,338 miembros, que esperan ocupar un tanque de criogenización en el momento que fallezcan.
Su paciente más joven es una niña tailandesa con cáncer cerebral, que fue criopreservada en 2015 con tan solo 2 años. «Sus padres eran médicos y ella tuvo múltiples cirugías cerebrales y nada funcionó, desafortunadamente. Así que nos contactaron», dijo Max More, director ejecutivo de Alcor.
A la fecha, no existe la tecnología ni la ciencia para revivir a un paciente “vitrificado”, término con el que quieren llamar a su técnica.
El último avance en el tema fue en 2016, cuando investigadores del Centro 21st Century Medicine en California descongelaron con éxito el cerebro de un conejo de un estado criogénico en un estado casi perfecto usando nanotecnología. Si bien el cerebro no era funcional, el órgano se había conservado perfectamente.