En su excusa para no asistir a la marcha del domingo próximo, el senador Ricardo Monreal apela a una frase del muy discutible político (no el filósofo y escritor) José Vasconcelos: “Y por eso, como Vasconcelos decía, “me gustaría ir a la marcha, pero soy un hombre del deber, no un hombre del placer¨”, porque el excandidato presidencial de 1928 nunca se caracterizó como un hombre del deber, según enseñan algunos de sus biógrafos. Pero suena bonito, y para el caso es lo mismo, porque la Reunión Interparlamentaria en España ya estaba agendada hacía algunos meses y el senador asegura cumplirá su compromiso con sus pares de la península ibérica. Por esto último, llama la atención de por qué entonces adelantó hace algunos días que acompañaría en la Marcha al presidente, pese a la celebración de ese evento interparlamentario. Además, cabe la interrogante sobre si Monreal adoptaría la misma firmeza para cumplir sus deberes de legislador en caso de haber sido incluido de inicio entre las llamadas “corcholatas” y no como un suplemento. En éste supuesto, conociendo el perfil de nuestros políticos, sin duda Monreal encontraría otra cita bibliográfica igual de atractiva para explicar su inasistencia a dicha Interparlamentaria. Sin embargo, la excusa viene como anillo al dedo para evitar asistir a esa marcha en la cual lo estarían monitoreando sus adversarios para en el momento oportuno brindarle una descomunal rechifla para hacerle pasar un mal rato. Porque, si bien la forma se modela por el fondo, por su status político tendría que acompañar al presidente al frente del contingente y algunos otros como él mismo, se sentirían muy incómodos, o incomodas si le preguntaran a la Jefa de Gobierno. En la organización de las Interparlamentarias (la primera fue con legisladores estadounidenses, en 1960, siendo presidente López Mateos, previa a la devolución de “El Chamizal” por el gobierno de Estados Unidos a México), interviene la Secretaría de Relaciones Exteriores, ¿será que también ira Marcelo Ebrard? En realidad, la agenda de esos eventos no lo incluye en su protocolo, y en este caso si asistiera levantaría rumores y comentarios que restarían presencia al día después de la marcha descomunal del día 27, lo cual de ninguna manera abonaría al ya muy empedrado camino de Marcelo Ebrard. Pero, ¿Qué ocurriría si en una de esas el presidente invita a Monreal asistir a la Marcha? Sin duda pondría en grave predicamento al senador zacatecano, porque siendo “un hombre del deber, no un hombre del placer” estaría en la difícil tesitura de incumplir el mandato del pueblo que lo eligió, para atender una orden presidencial. Sin duda, este especulativo contexto suena interesante porque la polarización a la que se llegado en el país irrumpe en inconvenientes divisiones en torno del Movimiento de la CuartaT apenas en proceso de consolidarse. Las lecciones históricas, cuando menos, sirven de positiva referencia: si la ruptura priista de 1987 por formar “La Corriente Crítica” se obligó a Cuauhtémoc Cárdenas, Muñoz, Ledo, Ifigenia Martínez, entre otros, salir del PRI cimbrando la estructura de una organización bien estructurada como lo era ese partido, MoReNa, aún en proceso de consolidarse como un partido, podría resultar seriamente afectada en caso de no atender las motivaciones de actores como Monreal, quien sin duda está jugando una interesante partida política. Veremos cómo le resulta.