Quizás debamos concluir que habiendo nacido en las décadas de los años 40 y 50 del siglo pasado y permanecer aún vigentes en esta dimensión constituye un verdadero record, no necesariamente por longevidad sino porque conjuntamos a la vez, en unísono concierto, la biografía y la historia, en la perspectiva de los acontecimientos por los cuales ha atravesado la humanidad y particularmente nuestro entorno más cercano, México y Veracruz. Es biografía, porque hemos sido testigos de grandes acontecimientos, cuyo impacto ha modelado las circunstancias de nuestra convivencia en sociedad. Es historia, porque, si bien nosotros los vivimos o padecimos, para las generaciones posteriores son acontecimientos percibidos muy remotamente pues datan fechas previas a su nacimiento. Larga es la lista de hechos ya históricos para gran parte de la población mundial actual: entre otros, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la guerra en Corea (1950-1953), la Guerra Fría (duró 45 años, concluyó en 1991), el enfrentamiento de dos bloques ideológicos, políticos, económicos y bélicos protagonizado por los Estados Unidos versus la URSS; la construcción del Muro de Berlín en 1961, hasta su derrumbe en 1989). La China comunista, sumida en la extrema pobreza en los sesenta, convertida ahora en potencia económica; las luchas de liberación nacional en África y América; la Revolución Cubana en 1959; el fin del Imperio colonialista Francés con la independencia de varias naciones en África; la Independencia de la India británica (1947); el golpe de estado a Allende, en Chile (1973); el derrocamiento de Somoza en Nicaragua (1979); Gamal Abder Nasser, de Egipto, impulsor del panarabismo; De Gaulle, el presidente francés en México, en 1964; el Apartheid en Sudáfrica con Mandela en prisión y el fin de la segregación racial en 1990; la lucha por la defensa de los derechos civiles encabezada por Martin Luther King en los Estados Unidos; la desintegración de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) en 1991; el derribamiento del Muro de Berlín (1989). Por supuesto, imposible dejar al margen de este breve recuento la lista de Papas de la Iglesia católica, cuya influencia espiritual en el occidente del planeta es incuestionable y poderosa. Esas, son solo parte de una constelación de acontecimientos sociales, bélicos, políticos y económicos de orden mundial en carrera parejera con nuestra vívida coexistencia generacional; pero, quienes nacieron en la década de los 80, o sea, cursan su cuarta década de vida, deben percibirlos muy lejanos a su existencia cotidiana, aunque para nosotros constituyen parte del boscoso acontecer de nuestros tiempos. Y si nos plantamos en nuestro país, aquí fuimos testigos de la formación de dos bloques políticos a nivel nacional, la izquierda, representada por el Movimiento de Liberación Nacional (1961-1967), de inspiración cardenista, y la derecha, representada por el Frente Cívico de Afirmación Revolucionaria (1962), emblemáticamente atribuido al alemanismo. La nacionalización de la Industria Eléctrica en 1960 por el presidente López Mateos; el célebre “Escuadrón 201” que “participó” en la segunda guerra mundial al lado del bloque aliado; en las aulas de la UNAM, como fiel expresión de la ideología predominante, en Humanidades prevalecía el pensamiento izquierdista, en Filosofía y Letras, Derecho, Economía y Ciencias Políticas. El encarcelamiento del líder ferrocarrilero, Demetrio Vallejo, de Valentín Campa, de Othón Salazar, dirigente magisterial; del pintor muralista David Alfaro Siqueiros en 1960, acusados del delito de disolución social (artículo 145 del Código Penal) cuyo vestigio de tintes arqueológicos es el de “ultrajes a la autoridad”. El Movimiento Estudiantil de 1968, un auténtico parteaguas político; el “Arriba y Adelante” de Echeverría; “la Solución Somos Todos” de López Portillo. El encarcelamiento del ex secretario de la Reforma Agraria de Echeverría, “El Diablo” Barra, y de Eugenio Méndez Docurro, ex de Comunicaciones, en tiempos de López Portillo; de la Madrid metió a la cárcel a Jorge Díaz Serrano, ex Director de Pemex con López Portillo; las grandes reformas electorales, la elección de 1988 tras la ruptura al interior del PRI provocada por quienes integraron la Corriente Democrática, Cuauhtémoc Cárdenas y Muñoz Ledo. Las muertes de Colosio y Ruiz Masseieu en 1994. Y en Veracruz, con el siglo XXI llegó la alternancia, también el profundo sentido patrimonialista del Poder, un estigma que bien vale recuento aparte. Todo eso y mucho más forma parte de nuestra biografía generacional, aunque, ciertamente, ya son hechos registrados ya por la Historia Contemporánea. Ciertamente, lo que para otros es historia, para nosotros es biografía. Ni más ni menos.