Agencias/sociedad 3.0
Constantino II, hermano menor de la reina Sofía y quien en vida fue el último rey de Grecia, falleció este martes a los 82 años en una clínica privada de Atenas, casi una década después de regresar a su país natal tras 46 años en el exilio.
Constantino II y su esposa Ana María fueron expulsados del país tras la caída de la Junta de los Coroneles en 1974, que dio fin a un breve reinado de siete años, y tan solo regresaron a Grecia en 2013.
Las controvertidas iniciativas que tomó durante su reinado contribuyeron de forma decisiva a la generación de un rechazo ciudadano lo cual condujo a la proclamación de la república unos meses después de la caída de la dictadura de los coroneles.
En 1974 se celebró un referéndum en el que el 69,2 % de la población optó por la república.
Cuando a los 24 años Constantino sucedió a su padre, en marzo de 1964, ya era muy popular. En los Juegos Olímpicos de Roma de 1960 ganó en la competición de vela -clase Dragón- la primera medalla de oro para Grecia desde 1912.
Seis meses después de su coronación, en septiembre de 1964, centenares de miles de griegos llegaron a Atenas de todos los rincones del país para asistir a su boda con la princesa Ana María, de 18 años, hermana menor de la reina Margarita II de Dinamarca.
Poco tiempo después, en el verano del 65, miles de ciudadanos salieron a las calles en todo el país, esta vez en contra de la monarquía, en protesta por la destitución del primer ministro centrista, Yeoryios Papandreu.
Un año antes, Papandreu habría conseguido una colosal victoria en las elecciones generales con la promesa de poner fin a las violaciones de derechos humanos y transformar Grecia -quince años después del final de la guerra civil- en una democracia moderna.
La inestabilidad política duró casi dos años y finalizó con el golpe de Estado de los Coroneles, el 21 de abril de 1967.
La respuesta incoherente de Constantino hacia los golpistas acentuó el enfado de la población.
Primero reconoció el Gobierno de los golpistas para, ocho meses después, intentar derrocarlos con poca preparación y, desde entonces hasta la caída de la dictadura, abstenerse de toda crítica hacia ellos.
Tras el fracaso de su intento de acabar con la Junta se instaló con Ana María y sus dos hijos mayores en Roma.
Más tarde la familia real se instaló en Londres, donde nacieron sus tres hijos menores.
Constantino nunca reconoció el resultado del referéndum que proclamó la Tercera República Helénica en 1974, condición que le había impuesto el Estado griego para permitirle regresar a su país natal.
Asimismo, en 1994 el Gobierno socialista de Andreas Papandreu retiró la nacionalidad griega a la familia real y le expropió sus bienes.
En 2002 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado griego a indemnizarle con 12 millones de euros por los bienes confiscados.
Hasta 2010, el rey destronado visitaba Grecia de forma esporádica, siempre como invitado en yates privados de armadores griegos, sin aparecer en público.
En agosto de 2010 su tercer hijo, Nicolás, a pesar de haber nacido en el exilio decidió casarse en la isla de Spetses, en una ceremonia a que acudieron representantes de todas las casas reales de Europa.
Tras su matrimonio, Nicolás se instaló con su esposa Tatiana en Atenas.
En 2014, Constantino vendió su casa en Londres por 11 millones de euros y se instaló en Porto Jeli, conocido lugar de veraneo de muchos armadores griegos, donde permaneció este año en que, debido su delicada condición de salud, optó por trasladarse a Atenas para estar más cerca de los hospitales.
Su vuelta a Grecia, en un momento en el que la sociedad vivía los peores momentos de la crisis económica, pasó casi desapercibida.