Serpientes y Escaleras
El juicio en contra de Genaro García Luna, el poderoso exsecretario de Seguridad del sexenio de Felipe Calderón, arrancó ayer con la aparición del primer testigo en contra del funcionario mexicano a quien le imputan cargos por narcotráfico, por introducción de al menos 4 drogas distintas a los Estados Unidos, y por mentirle a las autoridades de ese país. En la sala de la Corte Federal del Este de Nueva York, en Brooklyn, el primer testigo que presentó la Fiscalía fue el narcotraficante Sergio Villarreal, «El Grande», quien declaró todo el día y acusó a García Luna de haber recibido «millones (de dólares) de Arturo Beltrán Leyva» entre 2001 y 2008 -en razón de 1.5 mdd mensualmente- a cambio de dar información y protección al Cártel de Sinaloa, organización que, según el testigo, creció mucho con la ayuda del primero director de la AFI y luego secretario de Seguridad federal.
No es la primera vez que «El Grande» acusa a García Luna y buena parte de los señalamientos que hizo ayer en su declaración, que se llevó todo el primer día del juicio y continuará este martes, ya se había conocido y publicado en investigaciones periodísticas en México; pero para la justicia de Estados Unidos, sobre todo para la Fiscalía, lo dicho por Sergio Villarreal es oro molido, porque lo declara bajo juramento y ante un juez y un jurado estadounidenses. Junto a Genaro, el testigo protegido y narcotraficante confeso detenido en 2010 en México y extraditado a Estados Unidos, también acusó a Luis Cárdenas Palomino, Ramón Pequeño García, Edgar Millán, Iván Reyes, Víctor Garay y Espinoza de Benito, todos ellos excolaboradores de García Luna.
De acuerdo con información que reporta el periodista Arturo Ángel, quien está cubriendo desde la Corte federal del Este de Nueva York este juicio, «El Grande» fue prolífico en detalles sobre cómo Genaro García Luna «fue clave» en el crecimiento del Cártel de Sinaloa en todo el país, primero con información y operativos desde la AFI, para ayudar al grupo criminal, y luego con la protección y el apoyo de la Policía Federal y la misma AFI cuando fue titular de la Seguridad federal ya en el sexenio calderonista. Con un mapa del territorio mexicano que le mostraron los Fiscales estadunidenses, el testigo aseguró que de controlar en 2001 solo Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango, además de un corredor que partía de Torreón y pelear las plazas de Nuevo Laredo, Monterrey y Miguel Alemán, el grupo sinaloense pasó en 2010 a controlar 17 estados, sumando a los mencionados Colima, Zacatecas, Nayarit, Jalisco, Nuevo León, Guanajuato, Querétaro, Edomex, Guerrero, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Q. Roo y parte de Yucatán.
Según el primer testigo contra García Luna, él personalmente vio «20 veces» al exsecretario federal para entregarle los sobornos del Cártel de Sinaloa, aunque el encargado oficial era el fallecido Arturo Beltrán Leyva, abatido en diciembre de 2009 por la Marina en Cuernavaca. Refirió también que en una ocasión él presenció cuando le entregaron 16 mdd a García Luna y a Cárdenas Palomino y contó que con frecuencia a ambos los recogían en el estacionamiento del centro Comercial Perisur, en la CDMX, para la entrega de los sobornos.
La declaración de Sergio Villarreal consumió todo el día de ayer y continuará el día de hoy cuando la Fiscalía termine de interrogarlo y luego los abogados de la defensa también puedan hacerle preguntas. Ayer mismo, según la crónica de Arturo Ángel, afloró en el juicio el nombre de Edgar Valdez Villarreal cuando el fiscal le preguntó a «El Grande» si conocía a «La Barbie», lo cual hace pensar que el narco de la sonrisa altanera sí aparecerá en los próximos días como otro de los testigos contra García Luna, a los que también podría sumarse Reynaldo Zambada García, «El Rey», quien también ha acusado a García Luna de recibir sobornos millonarios, además de haber sido también testigo protegido en contra del «Chapo» Guzmán.
La expectación en México con este juicio es saber qué tanto aflora de la narcopolítica mexicana en los testimonios y acusaciones contra quien fuera un poderosísimo exsecretario de Seguridad federal, sobre todo por la gran cercanía y confianza que tuvo con el expresidente Felipe Calderón, quien hoy vive en Madrid donde imparte una cátedra para el Instituto Atlántico del Gobierno, que lo invitó y le tramitó su residencia como docente. Hasta ahora, en el primer día del juicio y con las declaraciones del primer testigo el nombre del expresidente no ha sido mencionado y en eso radica mucha de la atención que le han puesto a este juicio desde el presidente López Obrador hasta los principales analistas, propagandistas y periodistas afines a la 4T.
Quienes siguen de cerca el juicio contra García Luna ven muy poco probable que el exfuncionario pueda acusar o imputar a su exjefe, el expresidente. «Si Genaro hubiera querido negociar con el gobierno de Estados Unidos podría haberlo hecho a partir de acusar o involucrar al gobierno de Calderón, pero nunca aceptó declararse culpable ni negociar un trato con la justicia estadunidense. Si no lo hizo antes ¿por qué lo haría ahora?», nos decía una fuente que sigue el juicio desde los Estados Unidos.
Quienes han podido ver o hablar recientemente a Felipe Calderón aseguran que el expresidente «no está preocupado» por el juicio a quien fuera su colaborador de confianza y brazo derecho de la seguridad en su sexenio. «Más que el juicio le preocupa el linchamiento político y mediático en contra de él y de su familia», nos dijo una fuente panista que asegura haber tenido contacto reciente con el exmandatario.
En todo caso el juicio contra el exfuncionario mexicano, que también tendrá su buena parte de show mediático con la cobertura de medios estadounidenses y mexicanos, apenas comienza. Los cálculos sobre su duración varían y van desde las 8 semanas hasta los 6 o 7 meses, dependiendo de las estrategias legales que implementen tanto la Fiscalía que lo acusa como la defensa de García Luna. Y no hay duda de que lo que está a juicio no es sólo un exfuncionario que llegó a tener todo el poder en México, y según acusa Estados Unidos, lo aprovechó para proteger al narcotráfico y enriquecerse; lo que vuelve a estar en el banquillo de la justicia estadounidense es la narcopolítica mexicana que lo ha infestado todo y ha trascendido sexenios, partidos e ideologías. Veremos hasta dónde salpica lo que saldrá en las siguientes semanas de aquella Corte del este de Nueva York.