lunes, noviembre 25, 2024

Las cuitas oposicionistas y el Plan B electoral

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A punto de iniciar el tercer mes de 2023 las fuerzas opositoras organizadas en una trilogía partidista (PAN-PRI-PRD) aun no demuestran ante la opinión pública un potencial político que les permita competir con solvencia a la fuerza partidista oficialista; peor, aún, en esa esquina del palenque no se percibe la presencia de un candidato cuya personalidad atraiga la atención de la mente colectiva para con su convocatoria levantar una ola oposicionista  a la altura de las circunstancias. El tiempo transcurre inexorablemente y como van las circunstancias no debiera descartarse que, ante su magra capacidad competitiva la oposición opte por implementar el Plan B, (en correspondencia con el esnobismo del momento), que consistiría en abanderar a la presidencia al más atractivo de sus precandidatos y  aplicarse con mayor denuedo a escoger los mejores perfiles sociales para la integración del Poder Legislativo Federal (senadores y diputados), y consecuentemente en las 29 legislaturas locales que estarán en juego, buscando impedirle el “carro completo” al oficialismo y alcanzar un aceptable número de legisladores para obtener mayoría calificada. No debe desatenderse que la estrategia de cualquier presidente del talante y circunstancias de López Obrador consiste en asegurar la continuidad de su proyecto y a la vez mantener mecanismos de control a través del Congreso, por lo cual estará al pendiente de las candidaturas de su partido a la cámara de diputados y al senado, seleccionando elementos afines a su liderazgo. Pero todo ese universo está supeditado a quién personifique la candidatura de MoReNa a la presidencia de la república, porque,  si es la señora Sheinbaum o Adán Augusto, la selección de candidatos al Congreso General sería rítmicamente consensuada con el presidente. Aunque para llegar a esa hipotética instancia, debe entenderse, habrían vencido a Marcelo Ebrard en buena lid, porque de no ser así y el canciller se inconforma aquel  contexto variaría sustantivamente. Es a partir de esta inferencia desde donde es posible desplantar versiones especulativas sobre el porvenir de los acontecimientos: ¿cuál sería la reacción de Ebrard en caso de ser superado en piso nada parejo? Desde siempre, la respuesta de Ebrard a esa sugestiva suposición ha sido que permanecerá en MoReNa, pero es palabra de político, y como todo político que se respete siempre obedecerá al influjo de sus circunstancias e intereses. Ambos, AMLO y Ebrard durante el presente siglo han caminado al parejo, pudiera esgrimirse que AMLO está comprometido con Ebrard para devolverle la jugada que aquel le facilitó en 2012 cuando abdicó de sus aspiraciones a la candidatura del PRD a la presidencia para dar paso a la de AMLO. Pero esa circunstancia siempre quedará en el limbo perteneciente a la condición humana, pues el imperio de esta ha quedado registrado en la descarnada narrativa de Sófocles, Esquilo y Shakespeare en sus respectivas tragedias plenas de fecundas enseñanzas.

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