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El anuncio de Marcelo Ebrard sobre su renuncia a la Secretaría de Relaciones Exteriores a partir del próximo lunes 12 de junio marca un antes y un después del proceso preelectoral por la presidencia de la República.
Si bien, luego de la elección en el estado de México y Coahuila -el pasado domingo- arrancó la nueva etapa de la lucha por la sucesión de Andrés Manuel López Obrador, el canciller le acaba de poner un cascabel al gato.
No fue casual que ayer mismo Mario Delgado, dirigente nacional de MORENA, anunciara el once de junio -próximo domingo- como el día para dar a conocer las reglas y fechas del proceso interno para la candidatura presidencial.
MORENA, declaró su dirigente, pedirá a los aspirantes la firma de un compromiso por la unidad del método de selección.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido en la encuesta como el método marcado en los estatutos de su partido para definir la candidatura presidencial.
Las dudas no estriban en esa variable, sino en otros factores fundamentales señalados una y otra vez por el único “rebelde” con peso: Marcelo Ebrard, quien pide piso parejo, transparencia, equidad, reglas claras y la renuncia de los aspirantes a sus cargos públicos para tomar parte del proceso interno de su partido.
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La noche del lunes trascendió la cena entre AMLO, las corcholatas y gobernadores morenistas en el país.
No se han dado a conocer todos los detalles de aquel encuentro, pero resulta obvio que la renuncia de Ebrard y el anuncio de Delgado provienen de acuerdos signados en ese marco.
Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal tendrían que renunciar también durante los próximos días.
En julio y agosto sería la (s) encuesta (s) de MORENA y el resultado final con el nombre del candidato o candidata se daría a conocer en septiembre.
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El animal político -talla Goliat- que es Andrés Manuel López Obrador, leyó de inmediato los resultados de los comicios en el Edomex y Coahuila: la 4T ganó con Delfina Gómez, pero al sumar los votos priistas de Alejandra del Moral -perdedora en suelo mexiquense- con los votos tricolores que llevaron al triunfo a Miguel Ángel Riquelme en Coahuila y contrastarlos con los sufragios a favor de MORENA en ambas entidades, la diferencia es muy escasa: apenas del 1.5 % a favor de la causa guinda.
El ojo entrenado de López Obrador entiende, de inmediato, la importancia de no confiarse, de continuar con la estrategia de ir dos, tres, cuatro pasos adelante de la oposición para no arriesgar el triunfo durante los comicios del 2024.
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El PRI ha muerto, se dijo en el 2000, cuando ganó Vicente Fox.
Y aquella apreciación fue tal errónea que el PRI volvió al poder presidencial con Enrique Peña Nieto a partir del 2012.
El PRI ha muerto, escribió este columnista luego de los comicios del pasado domingo en el Edomex.
Reitero esa apreciación: el PRI, ahora sí, está muerto:
- En términos territoriales (sólo gobierna dos entidades: Durango y Coahuila)
- En posición de fuerza electoral: está en el cuarto lugar, detrás de MORENA, Movimiento Ciudadano y el PAN
- En credibilidad: Alito apesta y apestará un año más porque se agandalló la dirigencia; Alfredo Del Mazo entregó la plaza desde el palacio municipal de Toluca porque de no haberlo hecho hoy estaría buscando un vuelo para esconderse en Europa junto a otros prófugos como Felipe Calderón y políticos prevenidos como Miguel Ángel Yunes, cuyas bravuconerías lucen apagadas…
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¿Cuál es la interpretación de la cercanía de votos entre el PRI y MORENA, al sumar y comparar los sufragios de Coahuila y Estado de México?
¿Cómo hablar de un PRI muerto frente a estos números?
Un factor remite a un PRI alejado del liderazgo partidista: ya no lo tiene a pesar de esa competencia de votos frente a los morenistas, pues ha quedado en una posición desde la cual por sí solo no puede competir por la presidencia en el 2024.
Otro factor remite a una debilidad donde los dardos penetrantes que envía Dante Delgado, dueño de la franquicia del MC, no cuentan con una defensa posible.
El MC irá solo, con el PRI no quiere trato alguno; la alianza Va por México ha sido un error y un juego de perdedores condenados -como Edipo- a cargar la roca hasta la punta de la montaña sólo para verla caer y luego tener que cargarla y verla caer y así, inevitablemente…
Eso dice Delgado Rannauro y los resultados finales donde MORENA gobierna directamente o con aliados en veintitrés estados, fortalece su argumento.
¿El PRI tiene bases para encabezar Va por México en el 2024?
No.
¿Qué partido iría a la cabeza de insistirse en esa alianza, fallida hasta hoy?
El PAN.
Si MC -su candidato sería definido en diciembre- reitera una y otra vez su rechazo a un acuerdo con el PRI ¿Con cuál partido aceptaría ir en alianza?
Con el PAN.
Si el MC y el PAN, los dos partidos opositores más fuertes, encuentran puntos de acuerdo ¿pueden ir juntos sin el PRI?
Es probable, como puede ocurrir finalmente un pacto con los priistas porque en política todo es posible; pero en ese caso el PRI iría de colero o no iría…
Mi argumentación parte de y llega al vértice de un PRI cuya respiración sólo existe en calidad de invitado, ya no de anfitrión.
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En los estados de Nuevo León y Jalisco -gobernados por MC- así como Yucatán, Querétaro, Aguascalientes, Guanajuato y Chihuahua -gobernados por el PAN- el PRI es una fuerza secundaria, agonizante o muerta.
En veintitrés entidades federativas gobernadas por MORENA o sus aliados, el PRI es una fuerza secundaria, agonizante o muerta.
Bajo este panorama y la pestilente figura de Alito, el otrora dinosaurio tricolor invencible ha muerto…
Le quedan Coahuila y Durango para sobrevivir -en calidad de fuerza política secundaria o agonizante- durante los próximos seis años…
Por el momento, de cara al 2024, la suma de votos de priistas en el estado de México y Coahuila -separada apenas por 1.5 % de los votos sumados de MORENA- nos conduce a una conclusión que -opino- AMLO observó de inmediato, se analizó en la cena del lunes y aparece en los mensajes de Marcelo Ebrard y Mario Delgado este martes: el dinosaurio priista ha muerto, pero la oposición a MORENA está viva, muy viva, peligrosamente viva y fuerte.
Esa oposición es encabezada por MC, luego por el PAN, al final por el PRI y está respaldada en un sector muy importante de la sociedad civil cuyas marchas para defender al INE y a la Suprema Corte han mostrado músculo…
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El domingo Delfina Gómez ganó con claridad en el Edomex, pero no aplastó…
El domingo MORENA perdió de forma contundente en Coahuila…
El domingo, el triunfo de Delfina Gómez en el Edomex se apoyó en buena medida en el pacto con el PT y el PVEM…
Sin esos socios, MORENA habría perdido.
Luego entonces, si el PRI luce debilitado al grado de haber muerto el dinosaurio y si los opositores PAN y MC se necesitan para competir durante los comicios del próximo año, tenemos a un MORENA obligado por las circunstancias a mantener sus acuerdos con el PT y PVEM porque se demostró que por sí solo no es un Goliat invencible…
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¿Dónde están los elementos morenistas para no arriesgarse a una debacle?
Uno de ellos se llama Marcelo Ebrard cuya permanencia en MORENA es clave para garantizar unidad y mantener fuerte a Goliat…
Ebrard lo sabe, por eso anunció su renuncia, por eso insiste en el piso parejo, equidad, transparencia, competencia vía encuesta, pero sin mañas, sin chanchullos, sin el dedo disfrazado de Andrés Manuel López Obrador…
Los resultados del Edomex favorecieron a Claudia Sheinbaum, sí pero sólo ante la perspectiva del dedo de AMLO…
Ebrard -aparentemente- decidió retar a ese dedo y si el canciller le pone valor -huevos, le dicen en el rancho- estaría sacudiendo desde ya la probada debilidad de la 4T.
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Si llegado septiembre, Marcelo Ebrard resulta perdedor de las encuestas y la candidatura es para Claudia o Adán Augusto, estaremos ante una pregunta de gran trascendencia: ¿Ebrard aceptará el resultado y negociará un pedazo de pastel para él y su equipo o no aceptará el resultado y se irá de MORENA?
En el primer escenario, Goliat se volverá invencible: unido, frente a una oposición probablemente dispersa y sin una candidatura fuerte para competir…
En el segundo caso, Goliat quedará debilitado; herido, partido en dos, con un hueco -ya sabríamos el tamaño- por donde se fugarían los ebrardistas…
En ese caso Marcelo podría convertirse en el David acuerpado por MC y sus potenciales aliados, el PAN principalmente…
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Armado de su honda Ebrard podría ser -de hecho, ya es- el David más peligroso para la continuidad de la 4T luego de la partida a AMLO a un lugar donde el eufemismo no estriba en el nombre sino en su condición de asilo y operatividad: a su rancho, “La chingada” …
CONTINUARÁ