Si usted ve los resultados de la encuesta que publica hoy en primera plana un diario de la Ciudad de México, donde Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal, aparece como la «puntera» de la carrera por la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de la capital de la República, seguro pensará que lo que estoy a punto de contarle es mentira o fantasía de columnistas «fake»: que la titular de la seguridad federal declina a ser candidata morenista a Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y le dice al Presidente que prefiere quedarse con él hasta el final.
Porque la experiodista, que con Andrés Manuel se convirtió primero en vocera, luego en especialista en desarrollo social y programas de apoyos económicos; después en secretaria de Gobierno y finalmente en secretaria de Seguridad del gobierno federal, tuvo en estos días que decidir en medio de la presión de su maestro y amigo, qué camino elegiría de cara al 2024, si seguiría su aspiración de ser Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, si quería mudarse a la Secretaría de Gobernación o si se quedaría «hasta el final» a acompañar al Presidente hasta el final de su sexenio.
Y aunque Rosa Icela, a quien López Obrador conoció como reportera de La Jornada que cubría al entonces partido gobernante en el Distrito Federal, que era el PRD, hubiera querido explorar su posible candidatura a la CDMX, al final parece que la lealtad y la presión del Presidente se reflejaron en su decisión, comunicada así a Palacio Nacional, de no moverse de su actual cargo y permanecer en la misma posición hasta el final del sexenio.
Por eso la encuesta que le comentaba al inicio, aparece hoy en la portada de un diario financiero capitalino, en la que por encima de Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, e incluso adelante del popular secretario de Seguridad Pública de la CDMX, Omar García Harfuch, cobra especial relevancia, pues parece ser un mensaje de «alguien» o «algunos» directo a Palacio Nacional, para que se den cuenta del tamaño del sacrificio que le están pidiendo a la actual titular de Seguridad federal.
Porque una vez arrancado el proceso de Morena para la candidatura presidencial de 2024, lo que sigue en el orden de prioridades del presidente López Obrador es definir lo que pasará en el que hasta ahora, antes de que ganara también el Estado de México en los pasados comicios, era considerado el principal bastión de su movimiento político: la Ciudad de México. Y ahí la decisión, que también tomarán desde Palacio Nacional, sólo parece tener, de acuerdo con las encuestas, a tres aspirantes fuertes a la Jefatura de Gobierno capitalina: Omar García Harfuch, Rosa Icela Rodríguez y Clara Brugada.
Eso es lo más curioso del mensaje que mandó la secretaria de Seguridad del gabinete federal, y consentida de los generales y almirantes que encabezan la Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional, al decidir renunciar a sus aspiraciones políticas bajo la idea de anteponer la lealtad al presidente López Obrador, a quien decide acompañar hasta el último día de su mandato desde la posición a la que él mismo la invitó en el año 2021. ¿Será que el Presidente, contra todo pronóstico, decidió apoyar al secretario de Seguridad de la CDMX, García Harfuch, a quien tanto se ha dicho que el periodista desdeña por haber sido parte del equipo de Genaro García Luna en la Policía Federal? ¿O será más bien que apoyará a la emigrada guatemalteca, Clara Brugada? ¿O ya de plano el mandatario tiene reservada la candidatura capitalina para su negociación con Ricardo Monreal Ávila?
Por lo pronto lo que nos dicen los cercanos a Rosa Icela Rodríguez es que ella, si bien no duda de su lealtad total a López Obrador, tampoco quiere renunciar completamente a sus posibilidades de ser candidata al gobierno de la Ciudad de México. Un cargo para el que, por cierto, Rosa Icela se preparó desde su labor fundamental en la implementación de los programas sociales de Andrés Manuel durante su gobierno capitalino, porque ella fue una de las principales creadoras del programa de pensión para los adultos mayores en sus inicios en la capital de la República, y a partir de ahí fue ascendiendo en los cargos públicos y políticos hasta aparecer hoy como una de las figuras de Morena para gobernar la ciudad ingobernable, también llamada CDMX.
Así que no dé nada por sentado cuando se trate del juego político y la disputa que vendrá por la Ciudad de México y su Jefatura de Gobierno, porque unos juegan al sacrificio, otros esperan las definiciones presidenciales para saber si pueden ser candidatos a la ciudad, y otros más juegan a las «caiditas», como decían en el juego futbolero de barrio, en espera de que los de arriba se caigan para dar paso a la tercera opción en las encuestas.