“Hay momentos en la historia de los pueblos…”, así solían iniciar sus discursos los políticos pueblerinos de la primera mitad del siglo XX cuando pretendían obtener una candidatura a alcalde, síndico o regidor y de esa manera ascender en la escala política, eran reminiscencias del periodo posrevolucionario. Esa fórmula fue mutando y comenzó la etapa en la cual las referencias “al pueblo” y a la “democracia” formaron la parte medular de la retórica política nacional, oficialista por supuesto. Es decir, el machote de esos discursos incluía invariablemente alusiones al ejido, al agrarismo, la justicia social, además del “pueblo” y “la democracia”, claro, al igual que ahora, pocos conocían el significado de esos términos, que seguimos escuchando sin saber bien a bien a que se refieren cuando hablan del pueblo y la democracia. La saturación provocada por esa retórica obtuvo desde el seno de la sociedad una respuesta adecuada: “Pueblo, o democracia ¿cuántos crímenes se cometen en tu nombre? Y en esas andamos ahora que escuchamos los discursos del cierre de campañas de las diferentes “corcholatas” (el calificativo no es nuestro) haciendo alarde de sus respectivas “campañas” para convertirse en coordinadores de la CuartaT, desborda el histrionismo el de Manuel .Velasco, del Verde Ecologista: «fue una labor titánica llegamos fortalecidos, comprometidos, es un proyecto ganador, lo hicimos con dignidad, con ideas, con lo que creemos, estamos de pie con la frente en alto para ganar el 6 de septiembre y el 2024». ¡Cáspita!
Pero el de Monreal no se queda atrás, porque después de calificar al proceso como “inequitativo”, contrasta: fue un proceso “interesante, inédito, ingenioso y creativo, que movilizó a Morena en todo el país”, y a la vez rinde parte a quien corresponda al informar que “cumplió a cabalidad la encomienda que le hizo su partido…”. Y quienes en verdad están en la competencia: Claudia Sheinbaum, muy optimista, que sabe cómo son sus alas, dijo aquí en Xalapa: “…Quieren que nos divorciamos del movimiento, pero les decimos que nunca nos vamos a divorciar del movimiento del pueblo». Y Adán Augusto, quien “se forjó al lado del gigante que está en Palacio Nacional”, según su coordinadora de campaña, también se apoya en el “pueblo: “…vamos juntos, nos necesitamos todos, no podemos darnos el lujo de que por ambiciones personales no construyamos en lo colectivo… porque el pueblo de México eso es lo nos mandata”, “…la unidad debe ser con el pueblo y entorno al proyecto del mandatario, para que <nunca más> regresen al poder los conservadores”. Y el ex canciller, Marcelo Ebrard, quien a lo mejor triunfa pero difícilmente ganará: “… ¡Que viva México, vamos a ganar, Ánimo pueblo de México, les vamos ganando, seis de septiembre nos reunimos para la fiesta del triunfo, de la victoria». Toda una parafernalia para que al final haya una competencia interna entre el resultado de la encuesta y el dedo de quién decidirá. Mientras, el país se asemeja a un llano en llamas.