Por increíble que pudiera parecer, sin un gramo de autocritica ni mucho menos sincera mea culpa, el dirigente nacional perredista, Jesús Zambrano, sorprendido, exclama: “no sé por qué asimilan a Los Chuchos con la decadencia del partido”, esa desmemoria es de antología porque en el mundillo político nadie ignora y muchos saben de la capacidad “negociadora” del PRD en tiempos de escoger candidaturas cuando Jesús Ortega y el propio Zambrano eran dueños de su dirigencia. En algunos casos nada para sorprenderse porque en política estirar y aflojar es un ejercicio muy común, como cuando en 1988 habiendo ofrecido a Ignacio Morales Lechuga la candidatura perredista al gobierno de Veracruz, su cúpula directiva recibió la petición de la elite priista de denegarla para no entorpecer o dejar camino libre al candidato priista Miguel Alemán Velasco. Arturo Hervis, un candidato a modo, ungido para perder, reemplazó a Morales Lechuga en la candidatura perredista, despejando así el camino a Miguel Alemán al gobierno estatal. Debe acentuarse, que Alemán Velasco fue el priista nominado porque de entre quienes pretendían esa candidatura, contaba con mayor capital político para que el PRI conservara el gobierno estatal. También debe reconocerse que en ese episodio Los Chuchos solo intervinieron testimonialmente al seguir los dictados de su entonces “líder moral”, Cuauhtémoc Cárdenas quien estaba al frente del gobierno de la CDMX. Sin embargo, de la capacidad de “negociación” de Los Chuchos” los secretarios de gobierno de Fidel Herrera y de Duarte de Ochoa pudieran dar plena constancia. ¿Pensará Zambrano que los perredistas que aun militan en esa organización no tienen memoria? Pudiera ser así, porque quienes sí la tienen ya militan en MORENA.
Según la normatividad electoral los tiempos para el registro de nuevos partidos maduran después de cada elección presidencial, de allí que Los Chuchos pretendan el registro de una organización con colores y nombre diferentes al PRD, la misma gata, pero revolcada, porque con esa clase de dirigentes ningún diagnostico pudiera ser alentador. De manera análoga en el PRI también especulan sobre un posible cambio en los colores del actual tricolor, como si fuera suficiente para despojarse del enorme desprestigio que sus adversarios le endilgan y que también ha ganado a pulso con la clase de dirigentes tipo “Alito” cuya palabra carece de todo crédito y suena hueca en cualquier convocatoria. Por votación ciudadana el PRD ya pasó al baúl de los recuerdos, los Chuchos y algunas dirigencias estatales, como la de Veracruz, cavaron su tumba, un camino que el PRI pudiera recorrer muy pronto en caso de no renovar dirigentes nacionales y algunos estatales, porque en el caso de Veracruz su dirigente estatal nada ha dicho en solidaridad con la impugnación formulada por Américo Zúñiga ante el Tribunal Electoral, sin embargo, es prodigo en declaracioncitas: “Lo que pasó en la elección ya quedó en el olvido (¡!), ahora estamos trabajando para el 2025, donde vamos a ganar, sin duda (sic). El PRI es aguerrido, inquebrantable. Después de haber sufrido una derrota aquí está, de pie”. (resic) Ojalá, despeje dudas: cómo piensa ganar en 2025 cuando no reacciona ante el atropello. En esos términos las derrotas se explican solas.