Juegos de poder
Leo Zuckermann
López Obrador incumplió su promesa de no contratar más deuda pública. Cuando tomó posesión como Presidente, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es la medida más precisa de cuánto debe el gobierno, equivalía al 46% del Producto Interno Bruto (PIB). De acuerdo con los datos que presentó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en su Paquete Económico de 2025, este año cerraremos con una deuda de 51.4% como proporción del PIB, un incremento de 5.4 puntos porcentuales.
- No parece mucho, pero es muchísimo, ya que cada punto del PIB mexicano representa aproximadamente 18 mil millones de dólares, así que el aumento de 5.4 puntos equivalen a unos 97 mil millones de dólares. Al tipo de cambio actual, estamos hablando de alrededor de dos billones de pesos.
51.4% de deuda como proporción del PIB recibió Claudia Sheinbaum de López Obrador. Según el Paquete Económico que el gobierno federal envió al Congreso la semana pasada, su intención es mantener este nivel de endeudamiento no sólo para el año que viene sino para todo el sexenio.
En otras palabras, el segundo gobierno de Morena está prometiendo lo mismo que el primero: un crecimiento cero de la deuda pública. Se trata de una propuesta responsable. Vamos a ver si se cumple.
Por lo pronto, a pesar de algunos supuestos francamente optimistas —como que el PIB crecerá entre dos y tres por ciento el año que viene—, el Paquete presentado al Congreso parece razonablemente sensato.
Por un lado, baja el déficit público medido en Requerimientos Financieros del Sector Público de una cantidad equivalente al 5.9% del PIB este año (el más alto desde 1989) a 3.9.
Aquí, el gobierno tenía un dilema. Sin lugar a duda, debía mandar el mensaje de que se acabó la fiesta de gasto público financiada con deuda en el último año de AMLO. Regresar a números razonables que permitan mantener la disciplina fiscal. Pero, por otro lado, tampoco podían mandarse con una reducción tremenda del déficit porque esto hubiera producido una recesión económica.
Hay que tomar en cuenta que el crecimiento del PIB se está desacelerando. Se espera que la economía mexicana crezca alrededor de uno por ciento este año y que el próximo esté un poco por arriba de eso: por ahí del 1.2 por ciento. De haberse apretado de más el cinturón, el gobierno hubiera generado que este escaso crecimiento se convirtiera en negativo. Y ningún gobierno del mundo quiere comenzar su primer año con una economía en retroceso.
En este espacio he argumentado que el gran poder que tiene este gobierno mejor lo hubiera utilizado para hacer una reforma fiscal. Una de fondo, con el fin de solucionar estructuralmente la escasez tributaria del Estado mexicano, que sólo recauda alrededor de 17 puntos del PIB. Pero, en lugar de eso, se embarcaron en la locura de la reforma judicial que, si bien les permitirá apoderarse del Poder Judicial, les causará muchos dolores de cabeza y hasta les complicará la posibilidad de recaudar más impuestos por la falta de incentivos de invertir en un país sin certeza jurídica.
La realidad es que no lo hicieron y punto. Ahora, ante la falta de una reforma fiscal y la obligación de detener el crecimiento del endeudamiento público, el nuevo gobierno deberá reducir su gasto que, de acuerdo con el paquete presentado, pasará de 9.4 billones de pesos en 2024 a 9.23 billones en 2025: una reducción de 1.9 por ciento.
Son casi 180 mil millones de pesos de recorte que se aplicarán en gasto corriente, pero, sobre todo, en inversión pública, que caerá en un 14% el año que viene.
Dos partidas llaman la atención en la propuesta de presupuesto. La primera es lo que ya representa el pago de la deuda. Es una barbaridad producto de haber incumplido la promesa de no endeudarse y hacerlo en un contexto de tasas de interés altas. El pago de la deuda crecerá en 8.5% en términos reales (quitando la inflación) entre este año y el que viene, al pasar de 1.23 billones de pesos en 2024 a 1.39 billones en 2025. Este desembolso representará alrededor del 15% de todo el gasto del gobierno federal.
La segunda partida interesante tiene que ver con los programas sociales. El gobierno de AMLO se gastó alrededor de 735 mil millones de pesos en éstos en 2024. Ahora, con Sheinbaum, esta cantidad se incrementará en cien mil millones de pesos para alcanzar los 835 mil en 2025. Esto ya incluye nuevos programas como ampliar la pensión de adultos mayores a mujeres de entre 60 y 64 años y una beca universal para niños en educación básica.
Sí, los programas sociales han sido tremendamente exitosos para ganar elecciones, pero cada vez cuestan más.
X: @leozuckermann