miércoles, enero 15, 2025

Veracruz 2025: Entre Desafíos e Incertidumbres Económicas

Expresión Ciudadana

Carlos A. Luna Escudero

El estado de Veracruz enfrenta un 2025 cargado de desafíos económicos y sociales. A pesar de su riqueza natural y estratégica ubicación, la entidad no ha logrado consolidarse como un motor económico en México. Ahora, con un panorama global incierto, el incremento al salario mínimo, y problemáticas estructurales como la inseguridad y el deterioro de infraestructura, empresarios y ciudadanos buscan soluciones que detonen un crecimiento sostenible y equitativo.

Como dije en mi colaboración anterior, este año inicia con un panorama de contrastes. Por un lado, las expectativas del inicio de una nueva administración estatal que puede y debe articular políticas públicas que impulsen el desarrollo económico veracruzano y por otro lado, el aumento del 12% al salario mínimo, aunque benéfico en términos sociales, plantea serios retos para las empresas, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas (MiPyMEs) que son la columna vertebral de la economía veracruzana.

El incremento salarial afecta directamente a las cuotas obrero-patronales y, aunque los trabajadores tendrán ingresos mayores, el impacto del alza en los precios de la canasta básica podría neutralizar ese beneficio.

Y así es, el trabajador tendrá un ingreso extra, pero es difícil que lo vea reflejado realmente por el incremento en los precios de productos básicos que seguramente habrá. Además, muchos consumidores han comenzado a moderar su gasto, anticipando la cuesta de enero, lo que genera inestabilidad en los ingresos de los negocios.

Empero, la situación en Veracruz no solo está marcada por desafíos económicos. Los ciudadanos destacan que el problema más urgente es la inseguridad, que afecta tanto a todos como a las inversiones. Sin un entorno seguro, cualquier esfuerzo por atraer capital privado o público está destinado a fracasar.

Otro punto crítico es el estado de la infraestructura. El deterioro de las carreteras en todo el estado ha sido un problema recurrente que impacta la conectividad y el comercio. Sin embargo, la llegada de Rocío Nahle García a la gubernatura ha generado expectativas positivas, con promesas de rehabilitar la red carretera y fomentar obras públicas. Estas acciones, de cumplirse, podrían ser un catalizador para el crecimiento económico.

Adicionalmente, Veracruz enfrenta una economía altamente terciarizada, donde el comercio y los servicios representan el 58% de su actividad, mientras que el sector primario apenas contribuye con el 4%. Esta estructura limita la capacidad del estado para generar valor agregado y competir en mercados nacionales e internacionales.

A nivel global, la posible deportación masiva de trabajadores mexicanos desde Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump representa otro desafío. Veracruz, como muchas otras entidades, depende de las remesas para sostener el consumo de miles de familias. Si estas disminuyen, el impacto podría ser devastador para la economía local.

A pesar de los desafíos, líderes empresariales y ciudadanos mantienen la esperanza. La gobernadora Nahle García ha anunciado un enfoque en fomentar inversiones y facilitar la llegada de nuevas empresas a Veracruz. Programas como “Ven, vive y siente Veracruz” y el “Fondo Veracruz” son ejemplos de estrategias que, de implementarse correctamente, podrían marcar una diferencia significativa.

Además, los empresarios piden una mayor colaboración con el gobierno para estabilizar las finanzas y crear un entorno favorable para los negocios. Este equilibrio será clave para garantizar que las políticas de incremento salarial no se traduzcan en un cierre masivo de empresas.

Veracruz se encuentra en un punto crucial de su historia económica. Las decisiones que se tomen en 2025 determinarán si el estado continúa atrapado en un ciclo de desigualdad y bajo crecimiento, o si logra transformarse en un modelo de desarrollo regional.

El camino no será fácil. La inseguridad, el deterioro de la infraestructura, y las presiones económicas globales presentan obstáculos formidables. Sin embargo, también existen oportunidades para aquellos dispuestos a innovar, colaborar y tomar riesgos calculados.

La pregunta que queda es: ¿Será Veracruz capaz de aprovechar este momento para reescribir su destino? La respuesta dependerá de la visión, el compromiso y la acción tanto del gobierno como de la iniciativa privada. La historia aún está por escribirse, pero lo que está claro es que el estado no puede permitirse otra década de promesas incumplidas.

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