Uno de los postulados fundamentales en la Declaración de Principios del Partido Nacional Revolucionario fue la No Reelección, recogía así los amargos frutos de la frustrada experiencia reeleccionista de Álvaro Obregón, quien, nadando contra la corriente anti reeleccionista incubadora del movimiento revolucionario de 1910, pretendió regresar a la presidencia en 1928 y fue víctima de su fruición por el poder al caer asesinado en julio de ese año. El PNR nació en marzo de 1929 (abuelo del PRI, bisabuelo del PRD y tatarabuelo de MORENA) a instancias de Plutarco Elías Calles, sus diputados cumplieron en 1933 la consigna: desaparecer del texto constitucional la reelección de diputados. Casi cien años después los diputados la reinstalaron y será puesta en práctica en esta elección de 2021. Nada para rasgarse las vestiduras sobre si la reelección de diputados es positiva o no, una democracia no madura sin vivir las experiencias, buenas o malas, porque finalmente todo depende de la ciudadanía, a la cual corresponde elegir, y si ésta no madura seguirá en su condición de borrego, víctima propicia de los políticos.